Invencible en el ring, el boxeador venezolano Edwin "El Inca" Valero se autodestruyó hace siete años.

¿Qué ocurrió para que un talentoso púgil que corría hacia la cúspide del boxeo, que tenía dinero y el respaldo de un presidente al que llevaba tatuado en su pecho cayera en las drogas y terminara asesinando a su mujer y suicidándose días después en abril de 2010?

Eso es lo que explora el director Ignacio Castillo Cottin en la película "El Inca", actualmente prohibida en Venezuela a petición de la familia del boxeador.

Antes de entrar en el conflicto judicial e incluso político, hay que presentar al personaje.

Valero nació en una familia pobre y desestructurada. En la calle encontró su talento para pelear, canalizado luego a través del boxeo.

Era explosivo y dueño de una poderosa pegada con la zurda. No pensaba en defenderse. No lo necesitaba: como profesional ganó sus 27 peleas, estableció un récord de 18 triunfos consecutivos por KO en el primer asalto y fue campeón del mundo.

"A mí me gusta puño. A mí me gusta partirme la cara con un hombre que esté frente a mí", decía, despreciando el estilo táctico y defensivo del estadounidense Floyd Mayweather, uno de los mitos recientes del cuadrilátero.

"Salía como un poseso, algo que sucedía cuando salía el ring", dice a BBC Mundo el periodista Jován Pulgarín, que siguió de cerca la carrera del púgil, al que entrevistó en varias ocasiones.

Con Chávez tatuado

"El Inca" estaba convencido de que había cambiado su destino. A través del boxeo se superó, dejó la calle y se convirtió en uno de los mejores boxeadores latinoamericanos de la historia libra por libra.

Quizás por ello se convirtió en uno de los preferidos del presidente Hugo Chávez, cuya imagen Valero se tatuó en el pecho junto a la bandera de Venezuela para que se viera en el mundo entero.

Sin embargo, apenas apareció en Estados Unidos, donde durante mucho tiempo tuvo prohibido pelear por culpa de una fisura en el cráneo consecuencia de un accidente de motocicleta en 2001.

Valero creía que su simpatía por Chávez estaba detrás del dictamen médico que le impidió pelear en algunas partes de Estados Unidos.

El púgil apareció varias veces en el programa de televisión de Chávez

"El mejor regalo de boda fue estar aquí presente, mi comandante", le dijo Valero a la pocas horas del enlace. A su derecha estaba Jennifer Carolina Viera, el amor de su vida.

Drama estilo Shakespeare en Venezuela

Y de eso, de amor más que de boxeo, trata la película "El Inca".

"Es una historia de adolescentes que se enamoran y sufren una violencia intrafamiliar gigantesca y un trágico final. No es algo muy raro en Venezuela", explica a BBC Mundo el director Ignacio Castillo Cottin, que la considera una "clásica historia shakespeariana".

Según su investigación, un triángulo amoroso es lo que hizo desmoronar la carrera de Valero. En lugar de un posible duelo con el filipino Manny Pacquiao, llegaron la depresión, las drogas, las denuncias por violencia doméstica, la rehabilitación no cumplida, la muerte de Jenniffer y el suicidio en un calabozo.

Una vida de película. De película prohibida en estos momento en Venezuela.

La familia pidió la retirada de la cinta argumentando la protección de los hijos de Valero, ahora de 14 y 12 años, respectivamente. Y un juzgado lo admitió en diciembre del año pasado

En mayo, un recurso dio la razón a la productora. Pero la familia pidió un amparo y la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) paralizó de nuevo de forma cautelar la cinta hace unos días.

"Esta siendo un dolor de cabeza", dice el director Castillo Cottin.

"Temor"

Pero, ¿cuáles son las razones para el descontento familiar y para que la justicia esté respaldando este caso?

"Lo achaco sin duda al temor, que parte de un desconocimiento", dice Castillo Cottin, que como en el primer revés judicial está ansioso de acudir a una nueva vista para defender su creación.

"La censura no está en la Constitución. Nos pueden demandar en un tribunal penal o civil, pero no está prevista la censura", afirma el director, que reclama su derecho a hacer una cinta sobre una figura pública como lo era "El Inca".

No lo ven así los Valero.

"No queremos que perjudique a los niños, No estamos de acuerdo en que personas ajenas a la familia hagan una película porque a ellos les place", le explica BBC Mundo sus motivos Edward Valero, hermano del púgil.

Edward incluso pide una nueva investigación del caso de la muerte de su hermano: "Estamos seguros de que no se quitó la vida ni le quitó la vida a su esposa".

¿Trasfondo político?

Dados los lazos que unían a Valero con Chávez, ¿hay un trasfondo político en el asunto?

El director sospecha de la celeridad de las acciones judiciales y de que la película nunca contara con apoyo público y pasara y esté pasando por tantas dificultades.

Más contundente es Edward Valero. "La película se guía por la prensa amarillista del país que odiaba a Edwin porque era partidario y seguidor del presidente Hugo Chávez", afirma el hermano.

Coincide así con Chávez, que tras el asesinato y el suicidio politizó el caso.

"Necesario es subrayar que la canalla mediática había tendido un cerco sobre el Inca desde hace meses. Nunca le perdonaron su identificación con la Revolución Bolivariana. Había que destruir, a toda costa, a quien se había convertido en un símbolo", escribió el entonces presidente.

En un clima actual de enorme tensión política y social en Venezuela, Castillo Cottin cree que la prohibición puede "sentar un precedente terrible".

"Será difícil que se toquen temas sensibles", afirma.

"Cómplices"

El director cree que la película escuece tanto porque pone de manifiesto las fallas de un Estado y de una sociedad incapaces de frenar la espiral de violencia intrafamiliar, un drama no sólo propio de la familia del púgil, sino extendido en el país.

"Somos muy cómplices de eso. 'El Inca' no es muy distinto a mucha gente que conocemos. La diferencia es que él era un fenómeno en el ring", afirma Castillo Cottin.

El periodista Jován Pulgarín cree que el país está "en deuda con la figura de Edwin".

"No se le prestó el apoyo debido. Al Estado no le conviene que se presente la película, que se recuerde el abandono que se tuvo con él, cómo se dio libertad a una persona que debía estar en tratamiento, cómo no se le pudo proteger, cómo se cambiaron denuncias sobre violencia física", critica.

Pulgarín no ha visto la cinta, pero cree que la ficción no será más dura que la realidad.

"Ninguna película va a superar las imágenes que vivimos los meses previos al crimen y el suicidio. Había una oportunidad de que dos personas siguieran vivas. Ninguna película va a ser más trágica y triste y va a denotar menos responsabilidad de una sociedad".

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