Su paso por la política se inició en la "vieja escuela": la Guerra Fría.

Anatoly Antonov sirvió por más de 12 años al gobierno soviético, fue miembro de su "nomenklatura" y, tras la caída del comunismo, se las ingenió para seguirse abriendo paso en las altas esferas de Moscú.

Diplomático de la "era soviética" y estratega militar, Antonov fue designado este lunes por el presidente Vladimir Putin como nuevo embajador en Washington.

Antonov, de 62 años, sustituirá al controvertido Sergei Kislyak, a quien Estados Unidos acusa de encabezar la presunta colusión con la campaña de Donald Trump para perjudicar a la entonces candidata Hillary Clinton.

Su tarea será complicada: "apagar el fuego" en una época de crecientes tensiones por la supuesta interferencia de Moscú en las elecciones de 2016, que le dieron la presidencia de Estados Unidos a Donald Trump.

Según sus actuales y antiguos colegas consultados por BBC Rusia, se trata de un negociador mucho más agresivo que su predecesor en el cargo.

"Rusia y Estados Unidos están simplemente condenados a tener una cooperación positiva. Tenemos que combatir el mal juntos", dijo Antonov cierta vez en declaraciones a la agencia de noticias TASS, en referencia aparente al tema del terrorismo.

De la Rusia soviética a la Rusia de Putin

Graduado en 1978 de la Escuela Superior de Relaciones Internacionales de Moscú, Antonov mezcló en su carrera política dos pasiones de significados paralelos: las armas y la diplomacia.

Su trabajo de más de 30 años en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia lo llevó por décadas a trabajar en temas vinculados al control de armamentos, terrorismo y armas de destrucción masiva hasta que en 2004 se convirtió en jefe del Departamento de Asuntos de Seguridad y Desarme.

Desde allí, fue la cara visible de Rusia las conversaciones para la negociación con Estados Unidos de un nuevo tratado START, de desarme nuclear, en 2010.

En 2011, fue nombrado viceministro de Defensa, principalmente para "coordinar las relaciones exteriores del ejército ruso".

Fue entonces cuando su posición defensiva de la invasión rusa a Ucrania en 2014 lo convirtió en el funcionario de más alto nivel incluido en la lista de sancionados por la Unión Europea como responsables de la intervención en Crimea.

Antonov estuvo en el Ministerio de Defensa hasta diciembre pasado, cuando regresó a la Cancillería para servir como viceministro responsable de política militar.

No obstante, según medios rusos, aunque se barajó su candidatura como embajador en Naciones Unidas, en realidad su vuelta al Ministerio de Relaciones Exteriores era solo una excusa para para justificar su nominación al frente de la legación diplomática en Washington.

Para ese entonces, Trump ya había sido elegido presidente, el escándalo de la supuesta interferencia se había destapado y Obama imponía sanciones a la embajada rusa en Washington.

Los días de Kislyak estaban contados.

Los nuevos contextos

Antonov llegará a la embajada rusa en Estados Unidos en uno de los momentos más controversiales en las relaciones entre los dos países desde la Guerra Fría.

Obama ordenó en diciembre pasado la expulsión de 35 diplomáticos rusos y la confiscación de dos propiedades desde las que, supuestamente, se realizaron tareas de espionaje.

Moscú, aunque en un inicio no tomó represalias, respondió en julio pasado con la expulsión de 755 trabajadores de la legación estadounidense en Rusia y la confiscación de otras dos propiedades.

En una entrevista con la cadena de televisión Russia 24, Putin explicó que la medida obedecía a que no se avizoraba "una mejoría" en sus relaciones con Washington.

"Hemos esperado suficiente tiempo, con la esperanza de que la situación quizás mejoraría. Pero todo indica que incluso si la situación cambia, eso no va a suceder pronto", afirmó.

Trump, por su parte, agradeció a Putin por la expulsión ya que, en su criterio, contribuiría a un recorte en los gastos de presupuesto de la embajada.

Las medidas del Kremlin tuvieron lugar luego de que el Congreso de Estados Unidos aprobara un nuevo paquete de medidas contra el gobierno ruso.

De hecho, los contactos de la campaña del presidente con la embajada rusa son uno de los principales temas que investiga una comisión especial del Senado de Estados Unidos.

Hasta la fecha, los contactos con Rusia le costaron el puesto a dos importantes asesores de Trump: su jefe de campaña, Paul Manafort, quien tuvo que renunciar en agosto de 2016, y su primer asesor de seguridad nacional, Michael Flynn, quien hizo lo mismo en febrero.

Entre los presuntos implicados en las conversaciones con Rusia y, en especial, con el embajador saliente, Kaslyak, están el yerno del presidente Jared Krushner, el hijo de Trump, Donald Trump Jr. y el propio Manafort.

Por demás, la llegada de Antonov a la sede diplomática se espera para el 1 de septiembre, el mismo día en que deberán abandonar sus funciones los 755 trabajadores de la embajada de Estados Unidos en Rusia.

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