Se encuentra al frente de la institución con mayor reconocimiento internacional de su país y que es, al mismo tiempo, una suerte de cascarón vacío.

Juan Guaidó es desde el sábado pasado el nuevo presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela.

Este diputado opositor asumió la dirección de un Parlamento que se encuentra abiertamente enfrentado con el Poder Ejecutivo, encabezado por Nicolás Maduro, y cuyas funciones han sido asumidas en gran medida por la controvertida Asamblea Nacional Constituyente y por el Tribunal Supremo de Justicia.

Se trata de un Legislativo que no logra que sus decisiones sean tomadas en cuenta por el resto de poderes del Estado, pero que goza de pleno respaldo de los gobiernos de Estados Unidos, la Unión Europea y de la mayor parte de los países latinoamericanos, que lo reconocen como el poder con mayor legitimidad en el país.

Ahora, Guaidó, quien a sus 35 años de edad es el presidente más joven que ha tenido la Asamblea Nacional, se encuentra en la primera línea de la lucha política en Venezuela en un momento en el que hay una importante discusión sobre la legalidad y legitimidad de la reelección de Maduro para un segundo período que se inicia este próximo 10 de enero.

El gobernante fue reelecto en unos comicios presidenciales realizados el 20 de mayo de 2018 en los que no participó la mayor parte de la oposición, por considerar que no había condiciones para unas votaciones libres y competitivas.

El oficialismo, por su parte, desestima las críticas al proceso electoral y acusa a la Asamblea Nacional de encontrarse en desacato de las decisiones del Tribunal Supremo.

Pero, ¿quién es Juan Guaidó y cómo llegó hasta la presidencia del Legislativo venezolano?

Acuerdos y azares

Cuando la oposición venezolana logró la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional en diciembre de 2015, los principales partidos que integraban la coalición ganadora acordaron que cada año se rotarían en la presidencia de la AN. Este año le correspondía a Voluntad Popular (VP), la organización en la que milita Guaidó y que fue fundada por el encarcelado dirigente Leopoldo López.

En aquel entonces, el nombre del joven diputado -que acababa de resultar electo por primera vez como miembro principal de la Cámara, después de haber sido electo en los comicios anteriores como diputado suplente, no sonaba como un fuerte candidato para presidir la AN.

Sin embargo, los problemas judiciales y políticos que enfrentan los principales dirigentes de VP le dejaron el camino despejado.

Una vez descartados López (preso) y Carlos Vecchio (el número dos del partido, exiliado en Estados Unidos), la cabeza visible de Voluntad Popular en Venezuela era el diputado Freddy Guevara, quien tuvo que buscar asilo en la embajada de Chile en Caracas después del fracaso de la ola de protestas antigubernamentales de 2017.

Guaidó, un ingeniero con posgrado en Administración Pública, fue en 2009 uno de los miembros fundadores de Voluntad Popular, partido al que se unió pocos años después de haberse iniciado en la política como dirigente estudiantil en la Universidad Católica Andrés Bello.

Allí fue miembro de la llamada "generación de 2007", que se dio a conocer por haber propinado a Hugo Chávez su única derrota electoral y hacer fracasar sus planes para reformar la Constitución.

Ahora, echando mano de esa misma Carta Magna, Guaidó ha dicho que a partir del próximo 10 de enero Nicolás Maduro estará "usurpando" el poder en Venezuela y anunció que trabajará para lograr una "transición" pacífica hacia la democracia en el país.

Sus palabras no cayeron bien en el gobierno de Maduro, quien lo calificó de "títere" y "agente de Estados Unidos".

Siendo un adolescente, a Guaidó le tocó vivir la mayor tragedia natural que ha sufrido Venezuela en el último medio siglo: el deslave de Vargas, cuando en diciembre de 1999 las incesantes lluvias hicieron que una pared de agua, rocas y escombros cayera por la ladera del cerro El Ávila hacia la costa, arrasando con numerosas poblaciones y ocasionando la muerte a un indeterminado número de personas que se estima entre 10.000 y 30.000.

Ahora, al frente de la Asamblea Nacional, le corresponde capear otra tormenta, en este caso política, de cuyo desenlace puede depender el futuro de millones de venezolanos.

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