México evitó el golpe de los aranceles, ¿pero a qué precio?.

Esa es la pregunta que muchos analistas mexicanos se hacen este lunes luego de que el gobierno de Donald Trump y el de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegaran a un acuerdo migratorio.

Trump había anunciado que este 10 de junio impondría aranceles del 5% a "todos los productos" que México exporta a su país si el gobierno de AMLO no detenía la creciente inmigración ilegal.

"México gana; evita aranceles", decía el diario Excélsior en su portada el sábado, un día después de que se anunciara un acuerdo entre ambos países para evitar la amenaza arancelaria, mientras que El Heraldo de México titulaba "Ebrard desactiva a Trump" en referencia al canciller mexicano, Marcelo Ebrard.

En cambio, el diario El Sol de México tomó otra perspectiva del conflicto: "Donald Trump dobla al gobierno de AMLO".

Ebrard, jefe de la negociación por México, consideró que su gobierno llegó al mejor acuerdo posible dadas las condiciones apresuradas de la negociación.

"Al final del día no podemos decir que ganamos todos los puntos que México planteó, porque eso no sería honesto decirlo; sí logramos cosas, sí logramos lo más importante: que el lunes no va a haber tarifas, no vamos a tener ni pérdida de empleos ni vamos a perder la posibilidad de ratificar el Tratado de Libre Comercio", dijo el canciller en Tijuana.

Sus palabras las pronunció en un acto masivo de celebración encabezado por AMLO en la frontera y en el que participaron líderes políticos, empresariales y religiosos.

Pero para algunos analistas, en cambio, hay poco qué celebrar del acuerdo, pues como el presidente Trump anunció, en tres meses revisará el progreso de lo acordado y, de ser necesario, reconsiderará la amenaza arancelaria.

¿Qué obtuvo México?

Casi 8 de cada 10 productos fabricados en México tienen como destino Estados Unidos.

De ahí que el evitar un impuesto de 5% -Trump amenazaba con incrementar el arancel hasta 25% en octubre si no había acuerdo- fue considerado como una victoria mexicana.

En la negociación México también logró evitar convertirse en un "tercer país seguro", un modelo en el cual cuando una persona abandona su país para solicitar asilo en otro, este segundo país puede negarse a recibirlo y remitirlo a un tercero que considere que puede darle las mismas atenciones.

"El precedente establecido en Washington debe ayudar a que la condición de 'tercer país seguro' no esté sobre la mesa en negociaciones futuras", destacó el analista León Krauze en una columna en el diario El Universal.

"Vale reconocer el asomo en este capítulo de un presidente pragmático y disciplinado. López Obrador lo fue, sin duda, en esta negociación", señala como positivo Jesús Silva-Herzog Márquez en Reforma.

Pero más allá de este par de ganancias, algunos analistas consideraron que las concesiones de México hacia su vecino fueron mayores.

¿Qué obtuvo Estados Unidos?

El número de solicitudes de asilo de migrantes que llegan a Estados Unidos se ha elevado tanto en los últimos años que Trump asegura que el sistema está al borde del colapso.

Los solicitantes van a un juicio en el que se resuelve si reciben o no el asilo, pero dada la gran cantidad de peticiones, las audiencias pueden tardar en celebrarse meses o hasta años.

Es por ello que en virtud del acuerdo, EE.UU. enviará a México a miles de migrantes - de entrada más de 8.000- bajo el programa "Quédate en México" en el que los solicitantes de asilo deberán permanecer en sueño mexicano hasta que se resuelva su situación.

México también garantizó a EE.UU. el despliegue de 6.000 efectivos de la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala para apoyar las labores de vigilancia y control migratorio.

También las autoridades mexicanas anunciaron la detención de líderes de caravanas migrantes y el bloqueo de cuentas de presuntos traficantes de indocumentados para satisfacer los deseos de EE.UU.

¿Quién gana entonces?

A pesar del alivio de evitar la imposición de aranceles, analistas mexicanos coincidieron en que su país pagó un alto precio.

Por una parte, el tener que albergar, dar alimentación y atender la salud de los solicitantes de asilo se convertirá en una carga pesada de asumir dado que pueden estar en el país meses o años.

"Estamos hablando de miles de personas y familias que no quieren quedarse en México, sino llegar a Estados Unidos, que no buscan asentarse y hacerse productivos en nuestro país, sino simplemente esperar a que se les autorice a cruzar la frontera", dice el analista Jorge Fernández Menéndez.

Al respecto, Krauze advierte que México está asumiendo "responsabilidades sin precedentes en la agenda migratoria bilateral".

"La presencia de la numerosa población centroamericana podría terminar en una pesadilla humanitaria que ni siquiera imaginamos", señala.

Entre el mismo oficialismo hay voces que criticaron las concesiones de México sobre migración, como el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo.

"Lo que es en mi criterio inmoral e inaceptable es el doble rasero entre la frontera norte y la del sur. Por una parte, exigimos que nos abran las puertas; y por el otro lado sellamos el paso de los centroamericanos para hacerle un oscuro favor a los Estados Unidos", señaló en su discurso el sábado en acto en Tijuana encabezado por AMLO.

Por otro lado, para el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Luis González, el que la Guardia Nacional asuma labores migratorias -aún no especificadas- podría convertirse en una militarización de la frontera sur.

"El despliegue de la Guardia Nacional en la frontera sur difícilmente resultará exitoso y, por el contrario, podría propiciar que se vulneren los derechos de las personas, si no se definen objetivos claros para su presencia", señaló en un artículo para el diario El Universal.

Pero un problema más grande que observan los analistas es que Trump dijo que la imposición de aranceles solo está "suspendida", y en 90 días habrá una revisión de los acuerdos.

"No se puede festejar por una razón fundamental: esto no ha terminado. Por el contrario, apenas está comenzando", dijo el analista Leo Zuckermann en su columna en Excélsior.

"Quizá este hubiera sido un buen acuerdo si, efectivamente, se hubiera logrado el compromiso de no aranceles y el respeto al libre comercio en definitiva", señala.

"El daño está hecho y es enorme. Mientras Trump esté en la Presidencia, el Tratado de Libre Comercio con ese país (?) no dará la certeza a los inversionistas de que los productos mexicanos entrarán libres de aranceles a Estados Unidos".


 

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