El gobierno boliviano desplegó este sábado a unos 23.000 policías y militares para reforzar la seguridad  de cara a la crucial elección presidencial del domingo, mientras que dueños de comercios tapiaban sus tiendas en La Paz temerosos de que puedan desatarse desmanes.

Los uniformados deberán garantizar la restricción vehicular a partir de las 00H00 (04H00 GMT) según un decreto del viernes, pero también resguardar las urnas de votos y evitar posibles enfrentamientos entre simpatizantes de los candidatos.

"A partir de ahora las fuerzas armadas en conjunto con la policía nacional se van a dedicar a cuidar a la ciudadanía, al pueblo y el voto", afirmó el ministro de Gobierno (Interior), Arturo Murillo, durante la inauguración del operativo en La Paz.

El domingo, cuando más de siete millones de electores acudan a las urnas para elegir un nuevo presidente, el tránsito de vehículos estará restringido, salvo a quienes tengan permisos especiales para servicios de emergencia, autoridades y medios de prensa, mientras que el comercio estará cerrado.

En La Paz decenas de supermercados, negocios y oficinas protegieron sus fachadas con paneles de lata o madera, una medida inusual que refleja el temor de la población ante posibles desmanes como ocurrió tras las anuladas elecciones de octubre de 2019, en las que se denunció un fraude a favor del entonces mandatario Evo Morales.

La alcaldía de la cuidad también ordenó resguardar en recintos militares los autobuses del sistema público Pumacatari, luego que más de 60 de sus unidades fueran quemadas durante la convulsión generada entre octubre y noviembre del año pasado.

En ese periodo se produjeron violentos disturbios y saqueos, así como enfrentamientos entre militantes de partidos y las fuerzas del orden, con un saldo de más de 30 muertos.

En la Plaza Murillo, donde están las sedes de los poderes Ejecutivo y Legislativo, el gobierno colocó vallas de seguridad.

La elección se realiza en medio de la pandemia y de una fuerte polarización política. Los principales candidatos son el izquierdista Luis Arce, delfín de Morales, y el exmandatario centrista Carlos Mesa.

"Creo que la gente se está preparando ante ese momento de crisis que esperemos no sea muy largo", dijo a la AFP Clara Quitalba, una empleada de 49 años que circulaba por El Alto, bastión del Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales y aledaña a La Paz.

En los últimos días, se formaron largas colas en las estaciones de servicio y la población acudió masivamente a los supermercados para abastecerse.

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