Es temporada de huracanes. Y esta es una dura. Menos de dos semanas después de que el huracán Harvey causara destrucción en Luisiana y Texas, Irma arrasa parte del Caribe.

El huracán ya ha dejado 10 muertos en varias islas, golpeando especialmente a Antigua y Barbuda. Y otra tormenta tropical se ha formado ya a la zaga de Irma: José amenaza con golpear a Puerto Rico y otras islas de la región el viernes y el sábado.

Entretanto, el huracán Katia se ha puesto en marcha en el Golfo de México, y se pronostica que llegará al estado de Veracruz a primera hora del sábado.

Expertos han advertido que las devastadoras tormentas se volverán más frecuentes en un mundo que se calienta. ¿Son Harvey e Irma precursores de lo que vendrá?

Las tormentas tropicales son clasificadas en cinco categorías, de acuerdo con la velocidad de sus vientos, las precipitaciones y las dimensiones del daño que ocasionan. La categoría 5 es la más destructiva.

Harvey alcanzó la categoría 4, pero Irma ya es un monstruo de categoría 5, con vientos de 285 kilómetros por hora. Uno de los peores huracanes que se recuerde. José y Katia han sido clasificados en la categoría 1.

"Este año la temporada de huracanes es muy activa”, señaló a DW Andreas Friedrich, del Servicio Meteorológico alemán. El especialista lo atribuye al fenómeno de El Niño, que se manifestó con fuerza este año. Sin embargo, también al aumento de las temperaturas de la superficie del agua en el Caribe, que han llegado hasta 30 grados, ha empeorado las cosas.

Calentamiento global

La temperatura a partir de la cual se forman huracanes u otras tormentas tropicales es de al menos 26 grados. Mientras más caliente es el agua, más se evapora y es succionada por la tormenta, que se ve así alimentada y se vuelve más intensa. "Mientras más energía hay en la atmósfera, mayor es el potencial de fenómenos meteorológicos extremos”, explica Friedrich. Con el calentamiento de los mares, es más probable que la temperatura de la superficie alcance los 26 grados y que se produzcan tormentas tropicales.

Sin embargo, y pese a la evidencia de que las tormentas tropicales se vuelven más intensas, los científicos se resisten a afirmar que su frecuencia aumenta debido al calentamiento global. "Para poder decirlo, necesitaríamos datos verificables de un aumento de las tormentas en los últimos 30 años. Pero ese no es el caso”, señala Friedrich.

Irma, el máyor huracán registrado en el Atlántico

Lo que hay, en cambio, es mucha fluctuación. "En los años 70 tuvimos también períodos con más huracanes”, dice el especialista. Mojib Latif, del Centro Helmholtz de Investigación Oceánica Geomar, de Kiel, coincide en cuanto a la dificultad de probar estadísticamente un incremento. Pero puntualiza que el no poder probar un hecho, no implica necesariamente que no sea cierto.

Lo que depara el futuro

A juicio de Latif, existe eso sí una tendencia detectable en cuanto a la intensidad de las tormentas tropicales. "Las tormentas tropicales fuertes parecen volverse más frecuentes”, señala. Y eso no solo vale para los huracanes del Caribe, sino también para ciclones y tifones en otras regiones del mundo.

No obstante, es difícil culpar al calentamiento global de fenómenos  particulares como Irma o Harvey. Pero, según Latif, "tenemos que prepararnos para la intensificación de tales tormentas”. También Friedrich considera que "lo que estamos viviendo ahora es un anticipo de lo que los modelos climáticos predicen para el futuro”.

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