El 25 de enero de este año el mundo entero se conmovió por el hallazgo del cuerpo sin vida de Julen, un niño español de dos años que cayó a un pozo y cuyos operativos de búsqueda duraron más de diez días. 

A casi tres meses del rescate, se confirmó a través de su acta de autopsia que el menor falleció por la misma caída del pozo. 

De acuerdo al medio español El Mundo, fuentes judiciales concluyeron que la data de muerte corresponde a las 13:50 horas del 13 de enero de 2019 y que la causa fundamental del deceso "fue por precipitación" en la que sufrió traumatismo craneoencefálico y raquimedular. 

Además, con este informe se descartó que el niño haya muerto por una piqueta durante las labores de rescate, tesis que defiende el dueño del terreno donde se encuentra el fatal pozo. 

La publicación indica que los forenses descartan esa posibilidad ya que "no se han observado fracturas en el plano superior de la bóveda craneal" y además, la herramienta comenzó a funcionar casi cuatro horas después de la muerte de Julen. 

Otro dato arrojado fue que el periodo de tiempo de supervivencia "fue corto" y que falleció "pocos minutos después de la precipitación", afirmando que no se trató de una caída libre pues la velocidad se vio disminuida por la fuerza de rozamiento, de su ropa y erosión del pozo. 

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