Arranca la primera Cumbre Mundial Humanitaria con la asistencia de numerosos líderes políticos, trabajadores de la Naciones Unidas, representantes de ONG, empresas privadas, cooperantes humanitarios e investigadores. Tiene lugar en medio de una enorme crisis de refugiados y de crecientes necesidades humanitarias debido a conflictos, desastres naturales y al cambio climático.

¿Por qué es necesaria una cumbre sobre temas humanitarios si muchos de los tópicos se debaten ya en otras cumbres, como en la Conferencia Climática, en el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres y en la Agenda de Desarrollo Sostenible?

Creo que sí necesitamos una cumbre sobre temas humanitarios. Creo que el hecho de que hayamos sostenido cumbres sobre metas de desarrollo sostenible, reducción del riesgo de desastres y cambio climático significa que las organizaciones humanitarias necesitan pensar en términos globales sobre qué suponen los nuevos retos de este mundo para el sector humanitario. Creo que la acción humanitaria es una parte de la acción de desarrollo, es una parte de la reducción del riesgo de desastres y un producto del cambio climático. Por lo que tendríamos que pensar más holísticamente sobre dónde nos posicionamos como humanitarios dentro de los marcos globales.

ODI, el Instituto de Desarrollo de Ultramar, publicó un informe sobre ayuda humanitaria que indicaba que las estructuras y organizaciones, incluidas ONG, las Naciones Unidas, etc no serían suficientes. ¿Qué significa?

Dentro de ODI tenemos la sensación, basada en una investigación llevada a cabo por nosotros durante cuatro años, de que todas las reformas del sector humanitario en los últimos 25 años no han hecho mucho más que reoganizar las tumbonas en la cubierta del Titanic a la deriva, en vez de construir un barco en buen estado para navegar. Hemos visto muchas reformas del sistema existente, remendando con procesos, mecanismos y organizaciones acá y allá, pero no hemos visto el tipo de reforma fundamental que requiere el sistema para que funcione con más efectividad.

Usted llama a su propuesta “acción humanitaria moderna”. ¿Qué quiere decir exactamente?

El sistema humanitario se desarrolló hace 75 años y, en ese entonces, el mundo era muy diferente al actual, donde tenemos más desastres, desastres más intensos y más gastos para la recuperación de los desastres. Los conflictos son diferentes también y son más internos. La lucha tiene lugar entre grupos armados más que entre Estados, con nuevas formas de conflicto armado, por ejemplo, con drones, y las partes implicadas son, con frecuencia, actores no estatales más que Estados soberanos. El sistema, las estructuras, la arquitectura, las instituciones que surgieron en 1945 no son las adecuadas para las actuales crisis humanitarias.

¿Cree que la cumbre humanitaria puede cambiar fundamentalmente estas cosas?

Creo que al final del día se habrán expuesto algunas cosas importantes. Por un lado, la idea del Gran Pacto, un acuerdo entre los quince mayores donantes humanitarios y las quince organizaciones humanitarias más grandes del mundo. Los donantes aceptarían facilitar más dinero, de forma más flexible y a más largo plazo. Y, las organizaciones humanitarias, por su parte, estarían de acuerdo en ser más transparentes y responsables en la manera de usar sus fondos. Pero, como con otras reformas del sector, no afecta a muchas organizaciones locales, a grupos del sector privado, a grupos en la diáspora y a organizaciones regionales que participan en la acción humanitaria. Y creo que es ahí donde el sistema está fallando con la gente a la que estamos tratando de servir. Hay que reorientar el sector y responder de forma más local.

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