El presidente estadounidense, Barack Obama, enfatizó hoy durante una conferencia de prensa junto con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, que su visita a Hiroshima debe ser entendida como una señal de que una guerra debe ser evitada a toda costa.

Vietnam e Hiroshima son dos recordatorios de que la guerra significa sufrimiento y tenemos que hacer todo lo posible para evitar esto, dijo.

"Pero como dije en Oslo, yo soy el presidente de un país que se enfrenta actualmente a peligros reales (...) y es importante para nosotros que actuemos y estemos seguros de que el pueblo estadounidense está protegido".

El mandatario aludió a la visita que realizará como primer presidente estadounidense a Hiroshima - la ciudad japonesa sobre la que Washington lanzó una bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial-, tras la cumbre del G7 que se celebrará el jueves y viernes en la ciudad japonesa de Ise-Shima.

En Hiroshima se recordarán a todas aquellas personas que perdieron sus vidas en la Segunda Guerra Mundial, dijo el mandatario.

Washington ya dejó claro la semana pasada que Obama no ofrecerá una disculpa.

Protestas en Okinawa

Por su parte, Abe manifestó que por el momento no tiene planes de visitar Pearl Harbor a cambio de la visita de Obama a Hiroshima. Tras el ataque sorpresa de Japón en 1941 en el puerto de Pearl Harbor, en Hawaii, contra la Flota del Pacífico norteamericana, Estados Unidos entró en la guerra.

La conferencia de prensa entre Obama y Abe se vio ensombrecida por las protestas contra la presencia de tropas norteamericanas en el sur de Japón.

Unos 4.000 ciudadanos de Okinawa pidieron la retirada de las tropas estadounidenses cerca de una base militar norteamericana, uno de cuyos soldados fue arrestado por el asesinato de una japonesa.

Obama y Abe acordaron reducir la carga que supone para los ciudadanos la gran presencia de tropas estadounidenses en Okinawa, en el sur del país, informaron medios nipones.

Obama transmitió su pesar por la reciente "tragedia" ocurrida en el lugar. No es la primera vez que la población protesta por crímenes cometidos por integrantes de las tropas estadounidenses. En 1995, unas 85.000 personas se manifestaron tras la violación de una niña de 12 años por parte de tres soldados norteamericanos.

Con 38.000 solados desplegados, Okinawa es una de las bases militares estadounidenses más importantes de Asia.

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