El campeonato chino de fútbol se reanudó este sábado tras una interrupción de cinco meses debido a la pandemia del coronavirus, rindiendo homenaje a las víctimas con un minuto de silencio.

Cabizbajos, los jugadores respetaron este minuto simbólico en recuerdo de las víctimas del COVID-19, que apareció en la ciudad china de Wuhan, y en homenaje al personal médico, en el partido de reanudación entre el actual campeón, Guangzhou Evergrande, entrenado por el italiano Fabio Cannavaro, y el vencedor de la Copa, Shanghai Shenhua.

El partido de reapertura se desarrolla a puerta cerrada en Dalian (noreste), una de las dos ciudades con Suzhou (este) que albergarán los encuentros de la Super League china (CSL) en los dos próximos meses, sin público.

Como un símbolo, el Wuhan Zall, club de la ciudad donde surgió la pandemia, jugará el segundo partido contra el recién ascendido Qingdao Huanghai.

La CSL, que habría tenido que comenzar el 22 de febrero, fue una de las primeras competiciones deportivas del mundo en revisar su calendario cuando la epidemia del COVID-19 golpeó el país, a finales de 2019, antes de expandirse por todo el mundo.

La liga organizadora de la competición asiste intranquila al hecho de que han aparecido muchos nuevos casos de contaminación en la ciudad portuaria de Dalian.

Los jugadores de los 16 equipos repartidos en dos grupos se instalaron a principio de semana en sus hoteles respectivos para no tener contacto con nadie durante setenta días.

Solo podrán salir para ir a entrenar o disputar dos partidos por semana en esta primera fase que va hasta finales de septiembre.

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