Otra mañana en la zona sur de Bogotá, otra jornada de trabajo para Pedro*, que llegó a su restaurante y como todos los días repitió el mismo ritual mecánico de agacharse para destrabar la puerta del local.

Pero no iba a ser un día más y ese ritual nunca sería el mismo.

Esta vez, mientras estaba en cuclillas, vio por el rabillo del ojo que alguien, una sombra, se le acercaba por detrás.

Escuchó una voz: "Eso no se le hace a una mujer".

Después vino el ardor. Lo llevaron al hospital, le hicieron curaciones, pero perdió la vista en un ojo.

Pedro es una de las decenas de víctimas de ataques con ácido en Colombia, uno de los países del mundo donde este tipo de crimen es más habitual.

Callados

Pero a diferencia de lo que ocurre con las mujeres que sufren este tipo de ataques, quienes hablan de este problema y se organizan para asesorarse y apoyarse entre sí, los hombres lo viven en silencio.

Tanto silencio, que no conseguí que ningún hombre víctima de ataque con ácido -Pedro tampoco- hablara conmigo.

"Los hombres no hablan de esto". Me lo dijeron muchas veces.

Me lo dijo Natalia Ponce de León, la más conocida víctima de ataque con ácido en Colombia, me lo dijo el doctor Jorge Luis Gaviria, cirujano que opera a Natalia y quien más ha tratado las heridas y secuelas de este violento crimen en el país, me lo dijeron en organizaciones de víctimas, me lo dijo la Fiscalía.

¿Por qué? Por vergüenza, dicen algunos; por temor a mostrarse débiles, vulnerables, en una sociedad machista, creen otros.

Ana

La historia de Pedro me la contó el fiscal que llevó su caso, Jorge Luis Muñoz. Me dijo que la voz de mujer que escuchó Pedro fue la de Ana*, que trabajaba en su restaurante, en la cocina.

Pedro, un hombre casado, mantuvo una relación sentimental con Ana, pero decidió terminarla y despedir a la mujer.

Al principio de la investigación, me explicó Muñoz, no había suficiente información para saber quién había arrojado el ácido sobre Pedro y él no pudo ver quién fue porque estaba de espaldas.

"Fue con el transcurso de la investigación, más o menos al año, que se pudo establecer efectivamente quién le había causado las lesiones", dijo.

La mujer terminó confesando y arreglando el pago de una suma de dinero a la víctima, lo que le permitió una reducción de la condena de prisión.

Diferencias

Hay algunas diferencias entre los ataques con ácido sufridos por hombres, como Pedro, y por mujeres.

En el caso de las mujeres tiende a entrar dentro de la categoría de feminicidio, ya que está motivado por el hecho de que la víctima es mujer.

"El hombre quiere dominar a la mujer", explica el cirujano Jorge Luis Gaviria, y por eso busca causar una deformidad.

En el caso de los hombres, los móviles van en este orden, según me explicaron en la Fiscalía: riña e ira (puede ser premeditado y en general los perpetradores son hombres); problema sentimental de pareja (los victimarios o victimarias suelen contratar a alguien para que ejecute el ataque, habitualmente un hombre); un hombre que por celos por su pareja mujer ataca a otro hombre (también suelen contratar a alguien); represalia o venganza (la Fiscalía tuvo un caso vinculado con una herencia, por ejemplo).

Hay un 40% de casos en los que las autoridades no han podido determinar las causas.

   
Natalia Ponce de León es una gran defensora de los derechos de las víctimas de ataques con ácido.

Casi siempre es un delito premeditado, explican las autoridades; no suele tratarse de gente que anda por la calle esperando para atacar una víctima.

También es difícil de llevar ante la justicia y lograr sentencias, porque no suele haber testigos y todo ocurre muy rápido (algo que podría haber ocurrido en el caso de Pedro).

Gaviria, por su trabajo especializado, ha detectado un incremento de ataques de este tipo a partir de 2007 y dice que el 50% se concentra en tres grandes ciudades: Medellín, Cali y Bogotá.

El pico se dio en 2012, cuando hubo 20 denuncias de hombres víctimas y 46 mujeres, según cifras de la Fiscalía de Colombia; en 2013 fueron 14 y 29, en 2014 25 y 38. En 2015 se redujo en gran medida: hubo seis ataques contra hombres y siete contra mujeres.

Y hasta mediados de julio de 2016 había en la Fiscalía tres casos de hombres y seis de mujeres.

Esos son los casos de quienes como víctimas denunciaron la agresión, pero de acuerdo al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia, que tiene una estadística más amplia, entre 2011 y 2015 hubo un total de 507 ataques con agentes químicos (ácidos y otros), 281 contra mujeres y 226 contra hombres.

Otros hombres

Como muestra la estadística, la historia de Pedro dista de ser única.

Los de Nelson Fernando Vargas y de Freddy Alexander Montero son otros dos casos.

El primero fue doble víctima de ataques con una sustancia química: la primera, para robarle; la segunda por haber denunciado a los autores del robo, según contó en 2014 el diario colombiano El Tiempo.

A Freddy Alexander Montero lo atacaron por una aparente venganza personal, dejándole quemaduras en la cabeza, la cara y el pecho, de acuerdo con esa publicación.

En algunos casos, este tipo de ataques pueden resultar mortales.

Como reportó entonces El Tiempo en abril de 2014, Alejandro Correa Castaño, quien tenía 21 años, falleció a causa de las lesiones provocadas por un ataque con ácido en Medellín.

* Los nombres de víctima y atacante fueron cambiados por el fiscal, que no quiso revelar sus identidades.

  
El doctor Jorge Luis Gaviria registró un incremento de casos de ataques con ácido a partir de 2007

"Lo principal es el lavado con agua y aplicación de jabón", explica Jorge Luis Gaviria, cirujano especializado del Hospital Simón Bolívar de Bogotá, que trata a Natalia Ponce de León.

Advierte también que es importante que la persona que ayuda no se convierta en segunda víctima, que cuide sus manos.

Es importante que no se arranque la ropa de la víctima, sino que se corte, indica.

Y que se trate de secar con una toalla de papel absorbente la sustancia química: "Eso puede retirar hasta un 80% de la sustancia que está encima del cuerpo".

Luego lavado con agua limpia, durante unos 20 minutos, seguido por aplicación de jabón líquido unos 15 minutos.

El proceso, indica Gaviria, se debe repetir hasta que llegue la ambulancia y la persona sea llevada a un centro de quemados especializado.

 

Publicidad