Ahora lo ves, ahora no: la misteriosa desaparición de un exprisionero de la cárcel de Guantánamo transferido por Estados Unidos a Uruguay se volvió un tema sensible para los gobiernos de ambos países, que enfrentan críticas por su ausencia.

Jihad Diyab -nacido en Líbano pero con ciudadanías siria- vivía desde fines de 2014 en Uruguay, donde llegó junto con otros cinco exreclusos de la prisión estadounidense de máxima seguridad, tras pasar 12 años y medio encerrado.

Diyab, de 44 años, se había vuelto una figura familiar para muchos en Montevideo: solía ser visto caminando por la calle con la ayuda de muletas, haciendo compras, conversando con vecinos e incluso dando entrevistas a medios de comunicación.

Pero de pronto se esfumó, a comienzos de junio.

Había avisado a diversas personas que estaría incomunicado durante el Ramadán, el noveno mes del calendario musulmán dedicado al ayuno diario, que finalizó el miércoles de la semana pasada sin que Diyab reapareciera.

Su ausencia movilizó a autoridades de Estados Unidos, Uruguay y Brasil, país al que quizá haya viajado, fue criticada por el expresidente uruguayo José Mujica y agitó el debate en Washington sobre el traslado de presos de Guantánamo.

La pregunta es siempre la misma: ¿dónde está Jihad Diyab?

"No somos carceleros"

Mujica, cuyo gobierno (2010-2015) negoció con Washington el traslado de los seis reclusos de Guantánamo a Uruguay, sugirió el viernes que Diyab pudo haber entrado a Brasil desde la ciudad fronteriza de Rivera.

"Uruguay le dio refugio a unos tipos que tiraron de Guantánamo bajo esta condición: no somos carceleros. Acá vienen a vivir. Si un día va uno a Rivera, cruza la frontera y se va para el otro lado como tantos,Uruguay no le va a poner un milico atrás para controlar lo que hace", dijo el actual senador a periodistas.

También sostuvo que Diyab fue "poco solidario con los que están presos en Guantánamo", porque su desaparición puede complicar el traslado de otros detenidos a diferentes países.

En la base naval estadounidense en Cuba aun hay 79 reclusos, 29 de los cuales ya tienen su transferencia aprobada como parte de un plan del gobierno de Barack Obama para cerrar esa prisión.

"Hubiéramos preferido que Diyab permaneciera en Uruguay —si de hecho no está en Uruguay actualmente— hasta que expirase el programa de reasentamiento de dos años", dijo el enviado especial del Departamento de Estado para el cierre de Guantánamo, Lee Wolosky, el jueves en el Congreso.

Pero sostuvo que Uruguay cumplió los compromisos que había asumido para recibir a los exprisioneros, frente a congresistas opositores que le recordaban que meses atrás había dicho que el país sudamericano reduciría eventuales riesgos.

"¿Por qué nos engañó sobre la capacidad de Uruguay?", preguntó el representante republicano Ed Royce, presidente del comité de de Asuntos Exteriores.

Otro legislador republicano, Jeff Duncan, describió a Diyab como un experto en falsificación de pasaportes para al Qaeda que podría ser una amenaza para los Juegos Olímpicos del mes próximo en Río de Janeiro.

Diyab ha negado tener vínculos con ese grupo islamista, pero en marzo dijo en una entrevista con el semanario uruguayo Búsqueda: "con el maltrato que recibí, ahora me gusta al Qaeda".

Mientras estuvo en Guantánamo realizó una huelga de hambre.

Aunque documentos del Departamento de Defensa estadounidense señalaban que Diyab fue capturado en Pakistán en 2002 por presuntos vínculos con extremistas, nunca se presentaron cargos en su contra y fue transferido a Uruguay.

El analista geopolítico Marco Vicenzino sostuvo que la desaparición de Diyab es un asunto delicado en un año de elecciones en Estados Unidos y en medio de preocupaciones sobre la seguridad global.

"Una vez que esto pasa, obviamente que la administración Obama luce mal y puede ser acusada de ser débil en el tema de seguridad", dijo Vicenzino a BBC Mundo.

Por su parte, la nueva embajadora estadounidense en Montevideo, Kelly Keiderling, señaló el lunes en conferencia de prensa que "es mejor saber si (Diyab) es o no un riesgo, entender en qué está, dónde está, qué planea".

"Nos preocupa cualquier señor como Diyab, que una vez estuvo en Guantánamo y que puede ser…", dijo la diplomática, sin concluir la frase. "No controlamos a los seres humanos, o sea que quién sabe lo que está en su cabeza".

"Cosas locas"

Belela Herrera, una exvicecanciller uruguaya que ayudó a Diyab desde su llegada al país, señaló que el exprisionero le había transmitido su intención de viajar a la frontera con Brasil antes de desaparecer.

"El me dijo: 'me voy a Rivera, estoy sin comunicación durante todo el Ramadán'", relató Herrera a BBC Mundo, y sostuvo que quizá haya extendido una semana el ayuno, como hizo el año pasado.

"No puedo pensar las cosas locas que andan diciendo por ahí. No puedo pensar que un hombre que tiene una espina dorsal completamente dañada, un problema de riñones y además usa muletas (…) puede desplazarse fácilmente ni nada por el estilo", dijo. "Es una persona muy dañada, psíquicamente también".

Herrera atribuyó ese estado de salud a las condiciones en que estuvo detenido en Guantánamo, donde se resistía a comer y fue alimentado por sonda. Tras dejar ese centro de reclusión, Diyab se destacó por sus fuertes críticas a Estados Unidos y también a las condiciones de vida que encontró en Uruguay, donde decía que no se sentía libre.

Herrera indicó además que se estaba organizando con la Cruz Roja Internacional el reencuentro de Diyab con su familia, algo que el sirio esperaba desde que salió de Guantánamo.

El gobierno uruguayo ha reiterado que el estatus de Diyab le permite salir del país siempre que sea aceptado por la nación a la que viaja. De hecho, en el pasado ya había ido a Argentina.

Tanto en Rivera como en Chuy, otra ciudad fronteriza entre Uruguay y Brasil con comunidad musulmana, donde Diyab fue visto antes de desaparecer, se puede pasar de un país a otro a pie y mostrando una cédula de identidad, documento que había sido concedido a Diyab.

Sin embargo, su cédula uruguaya consigna que es ciudadano sirio y hay reportes de que Brasil había rechazado en el pasado su ingreso.

La aerolínea colombiana Avianca emitió a fines de junio un alerta en Brasil, "en base a informaciones recibidas por la división de Antiterrorismo", pidiendo que quien detecte la presencia de Diyab se comunique de inmediato con la policía.

El ministro brasileño de Justicia, Alexandre de Moraes, negó el miércoles que su país tenga indicios sobre la presencia del sirio en alguna parte del territorio.

"Las autoridades uruguayas informaron que ese extremista salió de Uruguay y perdieron su rastro", sostuvo. "Pidieron a Argentina informaciones y no tenemos indicio de que esté en territorio nacional".

También la semana pasada, el jefe de gabinete de la presidencia brasileña, Eliseu Padilha, declaró a periodistas que los servicios de inteligencia de su país estaban en busca de Diyab.

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