Se sabe que su nombre era Samuel.

Se sabe que tenía unos 6 años de edad y que era originario de la República Democrática del Congo.

Murió junto a su madre Veronique al intentar cruzar el Estrecho de Gibraltar en una frágil balsa inflable, un intento por llegar a España desde Marruecos.

Una jornada que cientos de migrantes hacen para llegar a Europa desde África, la cual muchas veces es fatal.

El cuerpo en descomposición del pequeño Samuel fue encontrado por la policía en una playa cerca de Barbate, en la provincia de Cádiz, el pasado 27 de enero.

Cuando la prensa española reportó el caso, la escena parecía conocida: recordó a muchos a aquel niño sirio de 3 años, Alan Kurdi, cuyo cuerpo sin vida sobre una playa de Turquía en 2015 fue captado en una fotografía que estremeció al mundo.

Indignación

Decenas de españoles se reunieron en la plaza central de Barbate, cerca del Cabo de Trafalgar, para llorar la muerte de Samuel, cuyo caso engrosa las cifras del drama de los migrantes.

Y es que el número de cuerpos de migrantes encontrados frente a la costa española ya se cuenta por cientos.

De hecho la agencia de refugiados de Naciones Unidas ha calculado que más de 20.000 personas han muerto desde 1988 tratando de llegar a la España continental a través de arriesgados viajes, como el de navegar a las islas Canarias.

"No sabemos cuántos Alan, cuántos Samuel o tantos otros hombres y mujeres se encuentran en el fondo del mar sin que sus familias sepan algo", dijo Rafael Lara, de la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) en la manifestación del pasado martes por la noche.

Según los informes, unas 200 personas asistieron "para expresar su rechazo a las muertes en nuestras fronteras causadas por las políticas sectarias de nuestros gobiernos", afirmó Lara.

El barco en el que viajaban Samuel y su madre Veronique salió de Tánger, Marruecos, la noche del 11 de enero con 11 migrantes subsaharianos a bordo, de acuerdo con Helena Maleno, periodista y activista cuyo grupo está en contacto con los migrantes en el norte del país africano.

Los cuerpos de seis adultos -cinco hombres y una mujer- que fueron encontrados a mediados de enero en el sur de España se cree que son de ese grupo.

El secretario de Estado de Seguridad español, José Antonio Nieto, describió la muerte de Samuel como "dramática pero inevitable".

Rechazó las acusaciones de que el gobierno haya tratado de mantener en secreto el hallazgo del cuerpo del niño para evitar un "momento Alan".

España en la mira

Mientras que la idea del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de construir un muro contra la migración en la frontera de su país con México está bajo escrutinio, España tiene un asunto similar.

Las autoridades ibéricas enfrentan críticas por lo que los defensores de los derechos humanos describen como violaciones continuas en las cercas de alambre de púas que se han construido en torno a Ceuta y Melilla, dos ciudades en la costa de África que forman parte de España pero tienen fronteras terrestres con Marruecos.

El mes pasado, un tribunal reabrió una investigación sobre la muerte de 15 migrantes africanos que se ahogaron al tratar de nadar desde Marruecos a Ceuta el 6 de febrero de 2014.

A pesar de que las autoridades españolas afirmaron que un equipo de la Guardia Civil había tratado de ayudar a los migrantes, el Ministerio del Interior finalmente liberó imágenes de videos que muestran a agentes disparando balas de goma y latas de humo al mar.

"Ellos nos disparaban", dijo uno de los sobrevivientes en un documental titulado Tarajal.

Una corte en Ceuta archivó rápidamente una investigación sobre las acciones de los guardias civiles, pero en enero un juez en Cádiz decidió que el caso debía reabrirse para ver si los 16 agentes involucrados hicieron uso apropiado de equipo antidisturbios.

"Rechazos en la frontera"

Videos del incidente también muestran cómo los migrantes lograron nadar alrededor de un rompeolas y llegar a la playa en Ceuta.

Pero inmediatamente fueron expulsados al lado marroquí de la valla fronteriza en contravención de las leyes nacionales e internacionales sobre los refugiados y el derecho de pedir asilo.

España ha sido criticada por varias organizaciones, entre ellas el Consejo de Europa, por lo que llama "rechazos en la frontera".

La organización Amnistía Internacional dijo el mes pasado que más de 2.000 personas habían entrado en Ceuta y Melilla en asaltos a las vallas de cinco metros de alto.

Pero cientos de personas fueron expulsadas y entregadas directamente a la policía marroquí en el otro lado sin la oportunidad de identificarse.

"España está violando el derecho internacional e impidiendo que las personas que huyen de las guerras y la persecución accedan a la protección internacional a la que tienen derecho", dijo el director de Amnistía Internacional España, Esteban Beltrán.

Es eso o adentrarse en el mar y esperar a llegar con vida al otro lado.

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