Debido a la congestión en los cementerios, en Atenas las personas solo pueden estar enterradas por unos tres años. Luego son exhumados y sus restos son guardados en cajas de metal, hasta que sus allegados definen qué hacer.

George Vlassis voló casi 500 kilómetros desde Atenas a Corfú, para enterrar a Alexander, su padre.

Los huesos habían sido colocados en una caja de metal luego de ser exhumados en un cementerio en Zografou, en la capital de Grecia.

"Le tuve que advertir a los funcionarios del aeropuerto sobre lo que iban a encontrar en la caja", dijo Vlassis a la BBC.

Luego de ese largo viaje llegó a la isla y enterró los restos en un cementerio privado en el poblado donde vive. Al fin los restos de su padre encontraban un lugar permanente donde descansar.

En Grecia, este tipo de historias no son atípicas.

Tumbas en alquiler

El entierro es una situación temporal en Atenas, debido a la poca disponibilidad de tierras para este fin y al congestionamiento existente en los cementerios de la capital y de Tesalónica, la segunda ciudad más grande del país.

No hay en el país un lugar donde cremar, de modo que el espacio en los cementerios debe ser reciclado.

Para ello las autoridades alquilan parcelas, y existen contratos de arrendamiento cuya duración típica es de tres años.

Las autoridades alquilan parcelas por tres años, a un costo que puede oscilar entre US$2.200 y US$3.300.

"Pagar el alquiler de una tumba por tres años cuesta alrededor de US$2.200 y 3.300", explica Antony Alakiotis, del Comité para la Cremación en Grecia.

Cuando este plazo se cumple, las familias son llamadas para testificar la exhumación de la persona, y buscar un nuevo destino para los restos.

Ciertamente la renta de parcelas es común en Europa, pero el enfoque que ha tomado Grecia a esta situación es único.

Los familiares de la persona enterrada pueden pagar para colocar los restos una vez exhumados en un osario, el cual sirve de almacén común.

Enterrados varias veces

Otros se inclinan por ir al cementerio regional para enterrar nuevamente al muerto.

Si no hay familiares presentes durante la exhumación, los huesos son desenterrados, disueltos con soluciones químicas y los restos son colocados en una fosa común.

Alexander Vlassis quería ser cremado y que sus cenizas fueran esparcidas en el mar. Su hijo no pudo cumplir ese deseo.

Vlassis envió a un representante de la familia para que presenciara el acto, pero lo que vino después fue una sucesión de hechos conocidos por muchas familias griegas.

"El cuerpo no se había disuelto. ¿Puede creerlo? Fue terrible", dijo.

"Nos dijeron que lo enterrarían otra vez con una capa de tierra más ligera. Cuando fui a visitarlo tres meses después el cuerpo se había descompuesto. Colocaron los huesos en una caja de plástico. ¿Mi padre en una caja de plástico?", contó Vlassis.

Estrictamente prohibido

Vlassis y su padre habrían preferido la cremación, para esparcir sus cenizas en el mar.

No obstante, Grecia es el único país del continente que es miembro de la Unión Europea y no cuenta con instalaciones para cremar a las personas.

Aunque la práctica de la cremación fue legalizada en el 2006, los esfuerzos por construir un crematorio se han estancado por las objeciones que han puesto algunas autoridades municipales y la iglesia ortodoxa griega.

Para la iglesia la cremación es una violación del cuerpo humano, por lo que impide a sus miembros convertir sus cuerpos en cenizas.

Eso significa que las personas bautizadas dentro de la fe ortodoxa deben contradecir sus creencias y viajar al exterior del país para cremar a sus seres amados.

Antony Alakiotis estableció el Comité para la Cremación en Grecia luego de presenciar la exhumación de su padre a la edad de 14 años, y ha promovido una campaña en contra de las estrictas regulaciones para los entierros.

"Para una persona joven ya es una experiencia muy triste perder a su padre, para que luego tenga que pasar por todo el proceso de la exhumación", comentó Alakiotis.

"Ahora tengo 60 años, pero todavía se siguen haciendo las cosas de la misma manera", dice.
Alakiotis cree que la cremación no solo aliviará la superpoblación de los cementerios, sino también reduciría las presiones financieras de las familias.

"Puede ser una opción más barata para las personas. Si cremas a la persona te costaría la mitad", explica.

La BBC trató de obtener respuesta de la Iglesia Ortodoxa de Grecia sobre este tema, pero al momento de publicar esta información no había recibido respuesta.

El último deseo

El alcalde de Tesalónica, Yiannis Boutaris, también está ganado a buscar un camino alternativo al "incómodo e inhumano" sistema de renta de parcelas.

El año pasado logró que el Ministerio del Ambiente modificara la legislación actual y eliminara restricciones sobre los lugares donde se pudiera construir un crematorio.

"La última versión de la ley hace posible la construcción de un crematorio en las afueras de los cementerios, abonando el terreno para que se pueda dar ese paso", comentó el alcalde.

"Estamos buscando el lugar más idóneo para construirlo, y por supuesto estamos buscando vías para financiar el proyecto", indicó.

La Iglesia condenó el cambio de ley, por considerarlo como un intento de "remover la fe en todos los ámbitos de la vida".

Los sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa de Grecia recibieron la instrucción de no conducir funerales a todos aquellos que opten por la cremación.

En esa misma línea, los sacerdotes recibieron la instrucción de no conducir funerales a todos aquellos que opten por la cremación.

No obstante, Boutaris se mantiene enfocado en su plan y advierte que Tesalónica tendrá unas instalaciones crematorias para el 2016.

El alcalde perdió a su madre a principio de este año y está decidido a cremarla fuera del país. Desde su punto de vista, la cremación es un servicio democrático y práctico.

"Está en juego la libertad que tiene cada uno de disponer de su cuerpo. Es la posibilidad de elegir, la libertad de poder hacerlo, como los que deciden donar sus órganos", concluyó Boutaris.

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