AFP

Las regiones españolas del País Vasco y Galicia comenzaron a votar este domingo en las elecciones regionales que podrían ayudar a desbloquear la parálisis política de España, sin gobierno desde hace nueve meses.

Las mesas electorales abrieron a las 09:00 (07:00 GMT). Los 1,7 millones de electores vascos y los 2,7 millones de gallegos podrán votar hasta las 20:00 (18:00 GMT), hora de cierre de la votación.

Desde diciembre de 2015, el país está gobernado por un ejecutivo en funciones con poderes muy limitados tras dos comicios legislativos ganados por el conservador Partido Popular (PP) sin mayoría absoluta ni capacidad para cerrar coaliciones.

Pero en función del resultado de estas elecciones regionales, el jefe del Gobierno conservador en funciones Mariano Rajoy podría ver cómo se le allana el camino.

En su región, Galicia, una tierra rural en el noroeste del país dedicada a la pesca, agricultura y ganadería, el PP se juega revalidar la mayoría absoluta.

En el País Vasco, región norteña con un fuerte sentimiento nacionalista de 2,1 millones de habitantes con una rica industria, el PP podría jugar un papel clave para asegurar la permanencia en el Gobierno del Partido Nacionalista Vasco (PNV).

En esta región, las elecciones llegan casi cinco años después del cese de la lucha armada de la organización independentista ETA, a la que se atribuyen 829 muertos en cuarenta años de conflicto.

Aunque la paz se ha instalado en el País Vasco, la banda no se ha disuelto exigiendo una negociación con los estados español y francés que éstos no aceptan.

El PSOE en la cuerda floja 

Tanto el PP como el otro gran partido español, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), seguirán de cerca estos comicios por su probable incidencia en la política nacional.

Una tercera caída del PSOE --tras las experimentadas en las elecciones legislativas de diciembre y de junio-- podría empujar a sus críticos líderes territoriales a forzar la dimisión de su líder, Pedro Sánchez, y desbloquear la situación permitiendo una segunda legislatura del jefe de gobierno conservador Mariano Rajoy.

"Si hay un mal resultado (en estas elecciones), usarán este argumento" para echar a Pedro Sánchez, aseguró una fuente cercana al líder socialista.

Numerosos "barones" regionales socialistas apuestan por facilitar la investidura de Rajoy para terminar con el bloqueo político y que su partido permanezca esta legislatura en la oposición.

El PP obtuvo en junio 137 de los 350 escaños del Congreso y consiguió pactar el apoyo del partido centrista Ciudadanos (32 escaños) y de la diputada de la formación regionalista Coalición Canaria.

Los 85 diputados del PSOE tienen la clave: su abstención permitiría a Rajoy gobernar en minoría.

Pero Sánchez repite constantemente "no es no" a la investidura de Rajoy. 

Y se plantea formar un gobierno alternativo por segunda vez, pues ya fracasó en el intento en primavera tras los primeros comicios.

Según sus enemigos, incluso estaría dispuesto a aliarse con la izquierda radical de Podemos (71 diputados) y negociar la abstención de independentistas vascos y catalanes, en contra del parecer de un sector del socialismo muy proclive a defender la unidad de España.

"es una opción absolutamente disparatada", aseguró Rajoy al cerrar la campaña en Galicia.

En esa región nororiental, los socialistas podrían perder su posición de segunda fuerza frente a la coalición En Marea, en la que participa Podemos, mientras que el PP ganaría de nuevo.

En el País Vasco, las encuestas también predicen que el PSOE perdería terreno ante Podemos y probablemente registraría su peor marca.

"Sería un hecho sin precedentes y sintomático del retroceso electoral de los socialistas frente a la izquierda radical", decía el diario conservador El Mundo en un editorial.

Los partidos tienen hasta el 31 de octubre para investir un nuevo jefe de Gobierno. En caso contrario, deberán disolverse las Cortes y convocar las terceras elecciones legislativas en un año en diciembre.

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