Una inmensa estatua negra de una figura alada, con colmillos dorados y garras rojas, inaugurada este mes en una transitada calle de Bangkok, se convirtió en tema de polémicas en la capital de Tailandia.

Las autoridades ordenaron una investigación después de la instalación de "Kru Kai Kaew", una estatua de cinco metros, frente al Bazaar Hotel, un establecimiento de cuatro estrellas. 

La obra representa a un hombre con rasgos de gárgola, de ojos rojos, sentado con las piernas cruzadas.

En Tailandia, un país de mayoría budista, abundan los santuarios dedicados a espíritus y deidades, grandes y pequeños. Muchas personas les dirigen sus plegarias y les dejan ofrendas con la esperanza de que intervengan en su favor. 

Pero Kru Kai Kaew es visto con recelo. Algunos lo consideran como un "dios de la fortuna" pero otros aseguran que es una figura sacrílega, ajena al budismo.

Se presentó el 9 de agosto y desde entonces se multiplican las peticiones para trasladarla o destruirla.

"Cuando uno adora algo, esta adoración tiene que venir de una creencia budista", afirmó el Consejo de Artistas para la Promoción del Budismo en Tailandia, que pidió retirar la estatua. 

"Ni siquiera pueden decirnos qué representa esa estatua, no se puede poner una cosa cualquiera y adorarla. Eso no está en las escrituras budistas", insistió esa institución.

Según el diario The Nation, fieles conservadores denunciaron rituales "poco habituales" de los adoradores de la estatua, incluyendo el sacrificio de animales. 

Pero Bazar Hotel afirma que no puede retirarla, ya que fue instalada por alguien que alquiló el terreno.

"Es un acuerdo contractual y también hay gente que viene a rezar, no solamente gente en contra. Tenemos que oír a las dos partes", dijo a AFP el representante de la firma, Charlie Noppawong.

De hecho, no todos los tailandeses se sienten intimidados por los ojos llameantes de la figura. 

Napapat Kanyabandit, un vendedor de batidos de fruta, de 40 años, asegura que Kru Kai Kaew le trajo buena suerte. 

"Vine a adorarlo porque es muy sagrado. Cuando lo cuento se me pone la piel de gallina", refirió a AFP. "Le pedí que mi negocio fuera exitoso y funcionó", agregó, colocando una ofrenda. 

Algunas personas afirman que ganaron la lotería tras hacerle ofrendas, pero otros lo dudan.

"Tenemos que ver si a largo plazo ganaron siempre", opina Noppamas Artuyeun, un joven de 26 años que trabaja en un spa. 

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