La respuesta mundial a la guerra en Israel y Gaza ha puesto de relieve profundas divisiones, con países occidentales cada vez más aislados en el escenario global, una tendencia que se aceleró desde el estallido de la guerra en Ucrania.

El día del ataque sin precedentes de Hamás contra Israel, países occidentales condenaron la acción del grupo islamista palestino en los términos más duros, al señalar que "nada justifica el terrorismo".

Algunos países como Argentina e India mostraron solidaridad con Israel, mientras otros pidieron una desescalada, incluyendo pesos pesados regionales como Arabia Saudita, Egipto, Marruecos y Turquía, además de las potencias mundiales Rusia y China.

Argelia, Irán, Sudán y Túnez expresaron abiertamente apoyo por Hamás, que controla Gaza. Miles de personas en Oriente Medio se han manifestado en apoyo a los palestinos, incluyendo Jordania y Baréin.

Más de un año y medio después de la invasión rusa a Ucrania, varios países fuera de la esfera de influencia occidental se niegan a ceder a la presión de los aliados de Ucrania para apoyar a Kiev.

"Las dos tendencias se cruzan en las narrativas de los Estados del 'sur global'", señala Hosni Abidi, director Centro de Estudios e Investigación Árabe y Mediterráneo, en Ginebra.

La guerra en Israel "profundiza una fisura ya visible sobre Ucrania"

Este conflicto "demuestra la magnitud de esta división en la mayoría de los países del sur, y especialmente en África y el mundo árabe y musulmán", agregó.

En un mundo cada vez más fragmentado, los ojos se centran ahora ahora en el destino del pueblo palestino.

El tema es especialmente delicado para los países árabes que normalizaron relaciones con Israel al tiempo que mantienen un sólido respaldo a los palestinos.

"Espada de Damocles"

Esos países árabes "ahora temen la reacción de su propio pueblo", explica François Heisbourg del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos en Londres.

Movilizar a la opinión pública en medio de tantas emociones y enojo es "algo desconocido", apunta Bertrand Badie, profesor en Sciences-Po de París.

"Algunos gobiernos árabes sienten que apoyar a Palestina tiene un precio demasiado alto, pero la posición de sus (pueblos) está unida sobre la causa palestina", insiste.

Para países como Marruecos, Jordania y Egipto, movilizar la opinión pública a favor de los palestinos o en contra de las acciones israelíes es una verdadera "espada de Damocles", advierte Badie.

 

Grito de guerra palestino 

La causa palestina ha sido un grito de guerra de los países no alineados, sostiene.

Ha habido un giro en la influencia de los países del "sur global" que buscan un orden mundial equilibrado y quieren "volver a incluir a Palestina en el juego de las negociaciones".

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, cuyo país preside el Consejo de Seguridad de la ONU, pidió el miércoles la protección de los niños palestinos e israelíes atrapados en el conflicto.

Los sentimientos hacia Israel "deben cambiar al revelarse la magnitud del costo humano, junto a la crisis de los rehenes", anticipa Heisbourg. La respuesta israelí en Gaza "generará tremenda violencia" y un "dilema geopolítico" entre el desmantelamiento de Hamás y el manejo de los rehenes.

Eso también porque, en mayor medida que en Ucrania, hay extranjeros entre las víctimas del conflicto. Y alrededor de 150 hombres, mujeres y niños de varias nacionalidades están detenidos por Hamás.

El exministro francés de Relaciones Exteriores Dominique Villepin advirtió que los eventos son observados de cerca por personas sin una perspectiva occidental y que sus reacciones deben ser "tomadas en cuenta".

El investigador Abidi señala que varios países han justificado su neutralidad en Ucrania con una posición de doble rasero: condenan la invasión de Rusia pero al mismo tiempo "se abstienen de hacerlo ante la colonización de territorios palestinos".

"Esta diferencia es seria", comenta. "Está desacreditando la narrativa de las democracias occidentales"

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