AFP

El Partido Comunista Chino (PCC) dio este miércoles el puntapié inicial a su XIXº congreso, asamblea quinquenal que volverá a consagrar en el poder a Xi Jinping, el dirigente más poderoso del gigante asiático en las últimas dos décadas.

Vistiendo casi todos traje oscuro, los 2.300 delegados del "partido más grande del mundo" (89 millones de miembros) se instalaron en el Gran Salón del Pueblo protegido por estrictas medidas de seguridad, para escuchar el discurso de apertura del presidente chino.

Xi Jinping presentó un balance de sus cinco primeros años como secretario general del PCC.

Al abrir un congreso en el que los inversionistas buscan señales de que China continuará su programa de reformas, Xi prometió que la economía china mantendrá el rumbo de la apertura.

"La apertura nos trae progreso a nosotros mismos, mientras que el aislamiento no hace quedar rezagados. China no cerrará sus puertas al mundo, estaremos cada vez más abiertos", dijo Xi, que prometió "proteger los derechos legítimos y los intereses de inversionistas extranjeros".

El número uno chino llamó por otra parte a combatir "las palabras y los actos" capaces de socavar "el poder del partido y el sistema socialista".

Se anticipa que el congreso, que concluirá el 24 de octubre, otorgará a Xi sin mayores obstáculos un nuevo mandato de cinco años al frente del país más poblado del mundo y le permitirá incluso encarar un reinado aún más prolongado.

El límite de edad de 68 años impuesto a los miembros del buró político --la instancia de 25 miembros que gobierna China-- podría efectivamente desaparecer para Xi Jinping, que cumplirá 69 en el próximo congreso de 2022.

Muchos enemigos 

Xi Jinping "quiere putinizarse" al mantenerse indefinidamente en el poder, observa el sinólogo Jean-Pierre Cabestan, de la Universidad bautista de Hong Kong, en referencia al presidente ruso Vladimir Putin, con quien el número uno chino parece compartir cierto desafío a Occidente, gracias al poder que le otorga el fenomenal auge económico de su país.

Desde su llegada al poder a fines de 2012, Xi Jinping colocó a sus hombres en los puestos clave, ayudado por una campaña anticorrupción que sancionó a más 1,3 millones de funcionarios. Aunque no puso en tela de juicio "la economía de mercado socialista", su gobierno estuvo marcado por un regreso de la ideología marxista y de una represión que se manifiesta en internet, contra los defensores de los derechos humanos, los disidentes o los creyentes. 

"Eso no gusta a todos en China. Hay gente que está en contra de la idea de que se quede más de 10 años", destaca Cabestan, al estimar que "el retorno al maoísmo genera perplejidad en todo el país".

Al luchar contra la corrupción, tanto en las Fuerzas Armadas como en el buró político, Xi Jinping "atacó los intereses adquiridos, observa el sinólogo. "Todo eso le ha valido muchos enemigos. ha asumido riesgos que ha logrado superar hasta el momento".

Xi poderoso 

En una conferencia de prensa en vísperas de la apertura del congreso, el portavoz Tuo Zhen anunció que continuará luchando contra la corrupción y aseguró que las reformas económicas se completarán "hasta el final". Precisó que el congreso estudiará un plan de reforma política pero aclaró que no copiará los modelos occidentales.

En un claro indicio de la influencia de Xi Jinping, su nombre podría ser inscripto en la carta del partido, honor reservado hasta entonces a Mao Tse-Tung, fundador de la República popular, y a Deng Xiaoping, artífice de las reformas que propulsaron a China al rango de segunda potencia económica mundial.

En los cinco próximos años, "la autoridad de Xi en el seno del partido debería alcanzar un nivel sumamente elevado", predice el politólogo chino Chen Daoyin.

"Si no hay mayores problemas económicos, la sociedad permanecerá estable", prevé. "Con el fortalecimiento de la gestión y del control social, ello garantiza que la situación política permanecerá estable".

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