Vacío de emoción, el texto se lee con monotonía: "Automóvil, cilindraje 4600, servicio particular tipo carrocería fúnebre puertas 2, placa...".

Ello extraña si se piensa que ese vehículo participó en uno de los episodios más emotivos de la historia reciente de América Latina.

En esa carroza fúnebre fue transportado el cuerpo de Hugo Chávez, presidente de Venezuela, quien falleció en Caracas el 5 de marzo de 2013, mientras lo acompañaban miles y miles de fervientes seguidores.

Y en semanas recientes, en Colombia, volvió a ganar protagonismo.

Confiscado

El texto apático citado arriba pertenece a la descripción que se da del coche en el catálogo de la Central de Inversiones colombiana, entidad dedicada a comercializar bienes del estado.

En este caso, fue confiscado en nombre del estado por la DIAN (la autoridad impositiva y aduanera de Colombia).

El Lincoln Town Car modelo 1998 se vio envuelto en una combinación de burocracia, urgencia y trámites mal hechos.

A los pocos días de la muerte de Hugo Chávez, la funeraria Vallés de Caracas empezó a buscar un vehículo para los servicios fúnebres del mandatario.

"Lo buscaron por varios países", le contó a BBC Mundo Alonso Correa Catáneo.

Lo encontraron en la funeraria San Vicente, de la ciudad de Medellín, de la que Correa Catáneo es gerente de mercadeo.

Premonitoriamente, el hombre ya en 2013, antes de que partiera, pensó que el auto no volvería.

Temía que se lo quisieran quedar en Venezuela, que alguien vinculado con el gobierno o un seguidor de Chávez se lo quisiera comprar, o que algo le ocurriera durante los masivos actos de despedida del gobernante.

"Dura es la ley, pero es la ley"

A Colombia sí volvió, unos cinco meses después, pero no a la funeraria San Vicente.

Lo que sucedió es que, por lo apresurado de la gestión, en 2013, no se hizo en forma correcta el trámite de exportación temporal que luego permitiría su reingreso al país.

El vehículo fue subido a un avión Hércules de la Fuerza Aérea Venezolana y partió hacia ese país.

Al volver a Colombia las autoridades determinaron, por los problemas de documentación aduanera, que se trataba de un vehículo que había ingresado de contrabando.

Correa Catáneo dice que las autoridades les habilitaron la salida sin problemas y que le sorprende que luego sucediera lo que sucedió. "Todo se hizo en tiempo récord", explica.

Aunque, resignado, admitió: "Dura es la ley, pero es la ley".

El vehículo fue secuestrado por las autoridades y subastado el pasado 29 de mayo.

El regreso del carro pródigo

La funeraria participó de la puja, contó Correa Catáneo.

Pero cuando el precio superó los 150 millones de pesos (algo menos de US$60.000), se plantó.

Se lo llevó una persona de Medellín, dijo el gerente de mercado de la funeraria.

Es alguien que no pertenece al gremio funerario y que quiso venderles la carroza a 200 millones de pesos (cerca de US$80.000).

Aceptaron negociar y, según Correa Catáneo, llegaron a un acuerdo por un precio menor.

"Le vamos a dar unos 130 millones de pesos (US$50.000)".

De hecho, le confesó el gerente a BBC Mundo, el acuerdo ya está cerrado. Una parte ya se pagó y en cuanto se termine de tramitar cierta documentación y se complete el pago, el Lincoln Town Car volverá a la funeraria San Vicente.

No han gastado poco dinero en el vehículo.

Correa Catáneo dice que originalmente lo habían comprado por US$60.000 (que eran 120 millones de pesos) y que se gastaron 150 millones más en adaptar el carro para la función de carroza fúnebre.

Lo compramos por unos 60.000 dólares o tal vez un poco más, en la época eran 120 millones de pesos.

Y la adaptación del vehículo les costó, calcula, unos 150 millones de pesos (US$75.000).

Para colmo, no habían cobrado nada por el préstamo del vehículo a Venezuela.

Pero Correa Catáneo ve todo este proceso, todo este gasto, como una inversión que ha revalorizado el coche.

"Vuelve cargado de historia", dijo.

Publicidad