Una enorme muralla de ladrillos rojos cubre toda la portada del último número de The New Yorker, sin título y nada escrito excepto por el nombre de la revista, el precio y la fecha.

La última edición del semanario es una crítica directa a los resultados de la elección, que erigió a Donald Trump como el Presidente electo de Estados Unidos. 

"The Wall" (La Muralla), es el nombre de la historia de la portada, que fue ilustrada por Bob Staakes, en una clara referencia a una de las políticas más cuestionadas de Trump al llegar a la Casa Blanca: construir un gigante muro divisorio entre Estados Unidos y México.

"Cuando recién recibimos los resultados de la elección, sentimos que chocamos contra una muralla de ladrillos, a toda fuerza", escribe la editorial de la revista en "The Wall".

Desde que se conoció la victoria de Trump sobre Hillary Clinton, el sitio web de la revista se ha plagado de notas y editoriales golpeando al nuevo Presidente.

Sin ir más lejos, ese mismo día, la editorial de The New Yorker tituló su sección de opinión "An American Tragedy" (Una tragedia americana), donde escribía: "La elección de Donald Trump a la presidencia no es sino una tragedia a la republica americana, una tragedia a la Constitución, y un triunfo para las fuerzas en casa y afuera, al nativismo, autoritarismo, misoginia y racismo". 

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