Mama Yuli es la líder y protectora de las mujeres transexuales de Indonesia, conocidas como las Waria.

Aunque estas son reverenciadas en algunas de las miles de islas que componen el país, cada vez son más perseguidas, entre otros motivos por la creciente influencia de una rama más estricta delislam.

Esto hace que el trabajo de Mama Yuli sea cada vez más difícil.

La segunda vez que me encontré con ella me dijo que una vez mató a alguien. Lo apuñaló.

Recuerdo examinar con cuidado su rostro cubierto con una gruesa capa de maquillaje, los ojos bordeados con pestañas falsas y los labios pintados de un rojo brillante, para ver si era un chiste. Decidí que no lo era.

Mama Yuli -Yulianus Rettoblaut es su nombre completo- creció en una aldea remota en la isla de Papúa, en el este de Indonesia.

El concurso de belleza de Indonesia para transexuales es uno de los más populares alrededor del mundo.

En ese lugar se sintió sola cuando, a los 11 años, empezó a darse cuenta de que no era heterosexual.

“Empecé a sentir atracción por los hombres. Pensaba: '¿Qué es este sentimiento, es una enfermedad?'. No había nadie más que fuera transexual o gay", explica.

“No fue hasta los 18 años, cuando una amiga de la universidad que también era transexual me llevó a Yakarta, que me di cuenta de que existía todo este otro mundo”.

Guardiana

En la megaciudad de Yakarta no estaba sola.

“Sentí que me había quitado un gran peso de encima. Vi que si usabas linda ropa y maquillaje fácilmente podías atraer a hombres”, afirma.

Las Waria son bastante deseadas y la mayoría trabaja como prostitutas. Pero muchas también son rechazadas por sus familias y a medida que Indonesia adopta una versión más estricta del islam, cada vez son más despreciadas o incluso atacadas.

Mama Yuli me lleva una noche a un lugar cerca de las vías del tren a conocer a Irna, quien viste ropa apretada que resalta su escote.

A muchas de las mujeres transexuales en Indonesia les toca abandonar sus casas debido al rechazo de sus familiares.

Aunque las operaciones de cambio de sexo son demasiado caras para la mayoría de las Waria, muchas sí pueden ahorrar para realizarse una simple operación de pechos.

Irna lleva a sus clientes a una pequeña carpa al costado de las vías. El lugar huele a orina.

“Me han desnudado a la fuerza, golpeado y cortado mi cara con una navaja”, me contó. “Y cantan 'Allahu Akbar' (Alá es el más grande, en árabe) mientras nos golpean”.

Líder de las Warias

Mama Yuli dice que ella no era lo suficientemente bonita como para ser prostituta, así que en vez se convirtió en su guardiana.

Y fue trabajando con las prostitutas que se enteró de que sus padres habían muerto, algo por lo que se siente un poco responsable.

“Estaban tan decepcionados de que usara ropa de mujeres que murieron”, afirma. “Es como si los hubiera matado”.

Cuando volvió a su hogar para el funeral, su hermano, un policía, le apuntó en la cabeza con su arma y amenazó con matarla.

Las mujeres transexuales en Indonesia viven momentos difíciles.

“Me dijo que yo había avergonzado a toda la familia”, recuerda. “Me afeitaron mi larga cabellera, pero logré escapar. Fue en ese momento que decidí que tenía que probar que no soy despreciable”.

Ahora ella es la primera Waria con una maestría en Derecho y ha abierto el primer hogar de ancianos para personas transexuales que han sido rechazadas por sus familias.

También organiza el concurso anual de belleza Miss Waria. Ese el motivo por el que me llamó recientemente.

“Te necesitamos como jueza”, me dijo Mama Yuli.

“Reeebeeecca, necesitamos que seas uno de los jueces en el concurso de Miss Waria Indonesia”, insistió.

Participantes en el concurso de Warias esperan su momento para desfilar.

Me siento un poco nerviosa, pero uno no se mete con Mama Yuli.

Bellas Warias

Al principio los concursos de belleza se realizaron al aire libre pero en años recientes fueron blanco de ataques así que este se llevan a cabo en secreto.

Mama Yuli me dice de manera muy firme -y en reiteradas ocasiones- que no invite a ningún periodista local.

Pero no es difícil hallar el lugar. “¿Estás aquí para ver a las bellas Waria?”, me pregunta un vendedor callejero que me ve examinando un mapa en mi teléfono.

“Es allí, en ese salón de escuela”, me señala con entusiasmo.

La concursante número diez de Papúa, la nueve de Sulawesi, la siete de Bali… el público se vuelve loco mientras representantes de todos lados de este diverso archipiélago suben al escenario vestidas con reveladores vestidos de lentejuelas.

Es una de las pocas veces en las que pueden divertirse de manera tan libre.

El público aguarda para saber el desenlace del concurso.

Usando tacones ridículamente altos las concursantes se menean por la pasarela al compás de música tecno.

Detrás de escena, peluqueros y maquilladores han pasado todo el día preparándolas. Es un asunto que se toman muy en serio y se ven fantásticas.

Los otros jueces que me acompañan son un galán de televisión que es gay, una hermosa exMiss Waria Indonesia, una reconocida activista de los derechos humanos Waria y un hombre vestido con una túnica blanca y un sombrero islámico.

“¿Quién es el hombre de la túnica blanca?”, pregunté yo.

“Ella es una Waria de Sulawesi”, me respondió Mama Yuli. “Son reverenciadas y respetadas como líderes de oración”.

Trato de hacer anotaciones cuidadosas y justas mientras observo la explosión de colores y de piel desnuda.

“Número siete, linda sonrisa. Me gustan los zapatos rojos de la número tres. Bien por la número uno que eligió un atuendo tradicional”. Pero todo se torna borroso.

El reinado

La ganadora del concurso de Miss Waria Indonesia levanta el trofeo de ganadora.

Después de lo que parecen horas nos convocan a un cuarto. Es tiempo de decidir.

El galán gay quiere que gane la Waria más linda de “aspecto femenino”. “El se ve taaaanto como una mujer”, dice efusivamente.

“Si eso es lo único que buscamos entonces ve a ver Miss Indonesia”, le responde, cortante, la activista.

Necesitamos a alguien que nos guíe.

La cosa se está empezando a acalorar cuando la asistente de Mama Yuli se nos acerca y nos entrega un papel. Escrita está su lista de ganadores.

“¿Qué es esto?”, dice la estrella de TV. “Mama Yuli ha decidido”, es la respuesta,

Se terminó el debate.

Nadie se mete con Mama Yuli.

Hace poco, su hermano -el que amenazó con matarla- visitó su hogar de ancianos.

“Nuestra familia está muy orgullosa de ti”, le dijo. “Eres famosa y estás haciendo un trabajo bueno”.

Mientras me lo cuenta, las lágrimas arruinan su maquillaje.

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