AFP

La primera ministra británica, Theresa May, se esforzó este martes por defender el acuerdo del Brexit al iniciar cinco días de debate en un parlamento hostil que comenzó por condenar a su gobierno por "desacato", acentuando su fragilidad y sus perspectivas de fracaso.

Casi tres años después del referéndum de 2016 en que 52% de los británicos votó a favor del Brexit, Reino Unido debe salir de la Unión Europea el 29 de marzo con o sin un acuerdo negociado con Bruselas que los diputados deben ratificar o rechazar en una histórica votación el 11 de diciembre.

"La única solución que perdurará es una que responda a las preocupaciones de quienes votaron por abandonar la UE y tranquilice a quienes votaron por permanecer. Esta riña ya ha durado bastante, es corrosiva para nuestra política y la vida depende del compromiso", afirmó May al abrir cinco días de debate que se anuncian acalorados.

La primera ministra conservadora acababa de recibir un duro revés pocos minutos antes: la Cámara de los Comunes aprobó por 311 votos contra 293 una "moción de desacato" sin precedentes contra su ejecutivo por haberse negado a proporcionar en su integralidad los informes legales sobre el acuerdo.

Tras perder la votación, el gobierno accedió a publicar los cientos de páginas de informes, que hasta ahora había limitado a un rápido resumen alegando que se trataba de documentos confidenciales.

El acuerdo sellado por May con sus 27 socios europeos prevé, entre otras cuestiones, un complejo sistema denominado "backstop", o "red de seguridad", para evitar instaurar una frontera dura entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda.

Muchos diputados temen que este mantenga al país inevitablemente atrapado en Europa y sospechan que eso queda reflejado en los informes legales.

La "moción de desacato" puso en evidencia la creciente fragilidad del gobierno ante un Parlamento hostil.

"Éste es ahora un gobierno contra las cuerdas. La mayoría de Theresa May se ha evaporado y la credibilidad de su acuerdo se ha evaporado con ella", afirmó el líder del centrista Partido Liberaldemócrata, Vince Cable.

El acuerdo sellado entre Londres y Bruselas desagrada tanto a los proeuropeos, que ven condiciones peores a las actuales, como a los euroescépticos, convencidos de que hace concesiones inaceptables a la UE. Uno de los más acérrimos defensores del Brexit, Nigel Farage, anunció el martes que abandona el partido antieuropeo UKIP por considerar que no está logrando imponer la separación pura y dura de Europa que pretendía.

Revocación unilateral

El acuerdo de Brexit choca con el rechazo de la oposición laborista, de los eurófilos del centrista Partido Liberaldemócrata, de los independentistas escoceses, del pequeño partido unionista norirlandés DUP -en el que May se apoyaba para tener mayoría- y de decenas de diputados rebeldes del Partido Conservador de la primera ministra.

Embarcada en una intensiva campaña para convencer a la opinión pública de que su acuerdo es "el único posible", la jefa de gobierno advirtió que si el parlamento lo tumba existe el riesgo de un Brexit sin acuerdo o incluso de que no haya Brexit.

El Banco de Inglaterra advirtió la semana pasada de que un Brexit sin acuerdo desencadenaría una crisis económica de enormes proporciones, con disparada del desempleo y la inflación, desplome de la libra y el precio de la vivienda y casi 10% de reducción del PIB.

Ante esta oscura perspectiva, los partidarios de permanecer en la UE intensificaron la campaña a favor de un segundo referéndum que permita dar marcha atrás: el lunes diputados conservadores proeuropeos, laboristas, liberaldemócratas y verdes entregaron al gobierno una petición con más de un millón de firmas.

Confortando su postura, el abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea consideró el martes que Reino Unido puede revocar unilateralmente su decisión de abandonar el bloque antes del 29 de marzo.

Pero está aún por ver qué decide el parlamento dentro de una semana. Si tumba el acuerdo como se prevé, algunos diputados quieren que May vuelva a negociar a Bruselas aprovechando la cumbre europea del 13 y 14, una opción calificada de imposible por ella y por sus socios europeos.

Otros escenarios: una segunda votación parlamentaria bajo la presión de unos mercados en pánico, una moción de censura al gobierno o elecciones legislativas anticipadas.

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