Kara Marie no imaginó que algo tan cotidiano como un rasguño de su gato la haría pasar varias noches internada en un hospital. Todo comenzó una madrugada en que no podía conciliar el sueño y buscando dormir mejor, decidió trasladarse de la cama al sillón de su living.
Eran cerca de las cinco de la mañana cuando el sonido de su gato, Sponge, rascando la caja de arena la despertó. Medio dormida aún, la mujer se giró para levantarse. Fue en ese instante cuando el gato la arañó.
"Cuando puse la mano en el sofá para darme la vuelta, saltó y su garra se metió justo en medio, como si fuera mi uña y el pliegue de mi piel", contó Marie a la revista PEOPLE. "Tengo una extraña intuición para muchas cosas. Por desgracia, en cuanto su uña tocó mi piel, supe que iba a ser un problema".
Las primeras alertas después de que su gato la rasguñara
El rasguño parecía inofensivo. No sangró y apenas dejó marca. Kara se lavó de inmediato, aplicó un ungüento antibiótico y cubrió la herida con una curita. El fin de semana transcurrió con normalidad, pero el lunes empezaron las señales de alarma: dolor en el dedo y más tarde, pus.
El médico le recetó antibióticos, pero la infección avanzaba con rapidez. El miércoles por la noche, tras intentar drenar la herida en casa siguiendo la recomendación de remojar el dedo en agua caliente, notó que algo iba muy mal.
"Me sentí rara después de hacer eso, como si la punta de mi dedo estuviera morada. Estaba caliente al tacto y me sentí incómoda", describe.
Un simple arañazo de su gato derivó en riesgo cardíaco
Preocupada, la mujer de 35 años decidió ir a urgencias. Allí se dio cuenta de que la situación era grave. "Llegué al hospital y me llevaron directamente a urgencias. Pasé del registro al triaje y finalmente a urgencias. Me llevaron de vuelta e inmediatamente me colocaron una bolsa de antibióticos y llamaron al departamento de cirugía de mano".
Ante la gravedad de la situación, los médicos le dijeron que había que intervenir. "Me adormecieron el dedo, lo abrieron, lo limpiaron y luego me lo vendaron. Me dijeron: 'Ahora te ingresamos porque te vamos a dar antibióticos toda la noche'", relató la mujer.
La mujer relató que se intentó resistir a la operación, pero los médicos le explicaron que su infección era de carácter más preocupante aún, porque al estar en su mano izquierda, esta podía llegar rápidamente al corazón. Eso convenció a la mujer de quedarse hospitalizada.
Al día siguiente, aunque se habló de darle el alta, Kara insistió en quedarse porque el dolor no cedía. Los médicos decidieron entonces extirparle la uña para controlar la infección. Aun así, dos días más tarde, volvió a urgencias con fiebre y el dedo hinchado, temiendo que incluso estuviera sufriendo un parocardíaco, producto de lo anteriormente explicado.
Tras varios exámenes, incluyendo un chequeo al corazón, pudo regresar a casa con nuevas indicaciones: baños de agua tibia tres veces al día y mucha paciencia, ya que su uña tardará entre seis meses y un año en crecer por completo.
En medio de todo, su gato pareció intuir lo que ocurría: desde entonces, la mujer cuenta que el felino no se separa de ella.
Después de todo esto, la afectada compartió su experiencia en TikTok, y el video superó los 5,5 millones de reproducciones.