Armado con redes de pesca y gruesos guantes, un pequeño grupo de personas se acomoda en uno de los muchos barcos que atraviesan los famosos canales de Ámsterdam, examinando sus turbias aguas bajo un sol abrasador.

Estos pasajeros tienen un objetivo: recuperar la mayor cantidad posible de desechos plásticos durante un viaje en bote de dos horas a una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, algunas de las cuales están catalogadas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

En pleno auge en el turismo ecológico, estos novedosos paseos lanzados por la compañía holandesa Plastic Whale disfrutan de un éxito explosivo.

Casi 12.000 personas participaron de sus paseos apenas en 2018. Y habrá más este año, dice el fundador de Plastic Whale, Marius Smit.

Soñando con canales de aguas limpias, creó la empresa hace ocho años con el deseo de generar un 'valor económico' a partir del plástico recolectado.

Las botellas de plástico se separan de los otros residuos para servir como materia prima para la construcción de muebles de oficina y también barcos, que se utilizan para paseos por los canales.

'Es una forma completamente nueva de visitar Ámsterdam', dice Smit.

"Estás en los hermosos canales de Ámsterdam en un bello bote, pero al mismo tiempo aportas algo positivo a los canales y a la ciudad, porque los haces más limpios", añadió.

Aunque las excursiones sólo se organizan en Ámsterdam y Róterdam, las iniciativas de Plastic Whale ya están ganando notoriedad en el extranjero.

El príncipe británico Enrique, un activo defensor de causas ambientales, debía visitar los locales de la empresa a principios de mayo, aunque tuvo que cancelar la ocasión a raíz del nacimiento de su hijo.

Zapatos y botellas sin abrir 

Esta mañana, son siete los pasajeros que se acomodan en un pequeño bote verde de Plastic Whale.

Angela Katz, una australiana que vive en Ámsterdam desde hace poco más de un año, participa en la gira por segunda vez, después de enterarse de los paseos en Facebook.

"Es increíble la cantidad de residuos que hay en cada canal", dice la diseñadora gráfica de 51 años, red en mano.

Pañales usados, zapatos, guantes de esquí, latas ya despintadas, botellas de vino e incluso una piña entera... Los hallazgos del día son diversos.

"Holanda tiene la imagen de ser muy ecológica y respetuosa del medio ambiente, y por eso es sorprendente', dice Katz, quien llegó acompañada por su marido y un par de amigos con sus tres hijos que están de visita en Ámsterdam.

Guy O'Loughnane, venido desde de Vancouver, Canadá, menciona la enorme cantidad de "cosas que siquiera han sido utilizadas" y que son rescatadas de los canales, incluyendo botellas aún cerradas.

El año pasado, gracias a estos "pescadores", Plastic Whale recolectó más de 46.000 botellas de plástico, además de muchos otros tipos de desechos.

"Por cada bolsa de botellas [de plástico] que sacamos de los canales, obtenemos de dos a tres bolsas de otros tipos de objetos", comenta Smit. 

Es difícil estimar la cantidad exacta de plástico en el agua de los canales. Cada año, millones de toneladas de plástico llegan a los mares y océanos.

Demasiados turistas 

"Los turistas no están prestando atención", lamenta Katz frente a la pila de basura recogida.

Pero para Smit, los turistas no son los únicos responsables, ya que la contaminación de los canales es también resultado de la acción de algunos habitantes "negligentes".

"Es una combinación de factores", dice. Debido al turismo, los contenedores públicos de residuos se llenan muy rápidamente.

"Hay mucha basura en las calles rápidamente. Luego comienza a llover o el viento comienza a soplar, y esos residuos terminan en los canales", señala.

La capital holandesa es víctima de su éxito: unos 18 millones de personas visitaron Ámsterdam en 2018, más que la población total del propio país (de unos 17 millones).

Los paseos de Plastic Whale son parte de un catálogo lanzado recientemente por el alcalde de la ciudad, que ha propuesto una lista de actividades originales con la esperanza de regular el flujo de turistas que inundan los sitios más emblemáticos.

Aunque los turistas son más y más aficionados a esta pesca plástica, son solo una minoría de los participantes en los tours de la compañía, y la mayoría proviene del propio país, a través de empresas o escuelas.

Para Smit, "el interés por el medio ambiente está creciendo en la sociedad holandesa".

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