Un momento clave del nuevo filme del documentalista estadounidense Michael Moore es la comparación de Hillary Clinton con el papa Francisco (sí… tal cual lo lees).

Se trata de una comparación llamativa por todas las diferencias culturales, políticas y hasta religiosas que el pontífice argentino tiene con la candidata presidencial demócrata, que profesa el metodismo.

Y sin embargo, la película "Michael Moore en TrumpLandia", que acaba de estrenarse en Estados Unidos, utiliza ese paralelismo con una finalidad declarada: sumar votos a favor de Clinton.

"¿Qué tal si Hillary se vuelve nuestro papa Francisco?", pregunta Moore, de 62 años, a su audiencia.

Mexicanos aparte

El lanzamiento de este filme era algo inesperado hasta su mismísima premiere, el martes de noche en el cine IFC Center de Nueva York.

Casi toda la película de 73 minutos consiste en un monólogo del propio director, filmado un par de veces en un cine de un pueblo de Ohio donde el candidato republicano Donald Trump tiene clara mayoría.

La filmación ocurrió a inicios de mes, antes de que estallaran las acusaciones contra Trump de abusos sexuales que han comprometido su campaña, aumentando el favoritismo de Clinton.

Pero Moore es escéptico sobre las encuestas y cree que el triunfalismo o la pereza de los votantes de Clinton pueden jugar en su contra el 8 de noviembre.

Entonces va a ese pueblo en Wilmington, invita a los votantes de Trump a participar y de hecho lo logra: entre el público hay una mezcla de simpatizantes de ambos candidatos.

También hay mexicanos, que son enviados a un lado y tapados con una falsa pared de ladrillos, ironizando la polémica propuesta de Trump de levantar un muro en la frontera con México.

Una de las mujeres segregadas protesta, diciendo que proviene de Guatemala, pero no tiene suerte: da lo mismo si son o parecen mexicanos, le responden.

Además hay musulmanes, enviados a otro rincón y vigilados por un drone que sobrevuela sus cabezas, otra burla a los planteos del magnate-candidato sobre esa comunidad.

Moore llega a exagerar lo que ocurriría si Trump ganase las elecciones, mostrando un falso informativo de TV sobre el día que asume la presidencia y ordena bombardear los pueblos de la frontera con México.

Pero el principal objetivo del documentalista no parece ser atacar a Trump o provocar a sus votantes, por quienes llega a mostrar cierta empatía por su intención de lanzar una granada al "sistema que arruinó sus vidas".

De hecho, pese a lo que sugiere su título, la película carece del arrojo y la investigación que tienen realizaciones previas de Moore como "Roger & Me" o "Bowling for Columbine", por el cual ganó el Oscar a mejor documental largo en 2002 explorando las causas de una masacre en un colegio de Colorado.

No, lo que Moore quiere es que a su público le caiga mejor Clinton. Y si lo logra o no, está por verse.

"Un populista"

Moore es consciente de que cerca de tres de cada cinco votantes desconfía de Clinton, según encuestas.

Y encara esto interrogando directamente al público: "¿Cuál es tu problema con Hillary?", "¿podemos decir algo bonito sobre Hillary Clinton?".

Aunque admite que él mismo nunca votó por ella (lo hizo por el actual presidente Barack Obama en las internas demócratas de 2008 y por el senador Bernie Sanders en las de este año) lanza una serie de elogios a la ex primiera dama.

Un denominador común de esas loas es que, a su juicio, la candidata se ha preparado a lo largo de su vida para este momento.

Y aquí es donde hace entrar al papa Francisco en su guión.

Moore dice que cuando Jorge Mario Bergoglio fue electo papa, él pensó que no sería algo bueno, por su silencio ante los abusos de derechos humanos en la dictadura Argentina (1976-1986).

Pero recuerda que luego, siendo Papa, sorprendió diciendo cosas como que los ateos podrían ir al cielo o criticando al capitalismo.

Entonces, pregunta qué pasaría si Clinton hiciera lo propio luego de esperar tanto tiempo a que le llegue su oportunidad, y sorprendiese al mundo con una serie de medidas transformadoras.

Moore deja volar su imaginación señalando que, en sus primeros 100 días de gobierno, la primera presidenta mujer de Estados Unidos podría por ejemplo firmar una orden ejecutiva permitiendo que los inmigrantes sin papeles se queden en el país.

Es curioso que alguien como Moore ignore en esto el debate sobre cuánto el papa Francisco ha transformado realmente la Iglesia católica: sus críticos y varios observadores advierten que hasta ahora nada ha cambiado de la doctrina, pese a su sorprendente retórica.

Y esto es relevante, ya que muchos de los que desconfían de Clinton lo hacen precisamente por verla como una pieza demasiado metida en el sistema como para cambiarlo.

Al final, el propio Moore admite la posibilidad de que Clinton como presidenta defraude a sus votantes.

Y bromea con que en ese caso él mismo sería candidato a presidente en 2020, con una plataforma que incluiría la distribución de un gramo de marihuana por correo los viernes o que sólo las mujeres puedan comprar sus armas.

Es difícil establecer si este es el filme más político de Moore, ya que todos lo han sido de una forma u otra. Pero sin dudas es uno de los más proselitistas.

"Michael Moore es un populista", reflexionó Charles Michel, un votante de Ohio de 62 años tras ver la nueva película en Manhattan este miércoles.

"Su preocupación en toda su carrera han sido los trabajadores pobres", dijo Michel a BBC Mundo.

"Sabe llegarles y no piensa como los liberales de Nueva York, que creen que cualquiera que vota por Trump es estúpido".

Publicidad