Esta semana se realizó en Argentina el juicio de un hombre acusado de rociar con alcohol y prenderle fuego a una mujer en el Cementerio de la Santa Cruz en Salta. 

Al momento de declarar, Pablo Gabriel Yáñez sostuvo insólitas declaraciones diciendo que se trató de un accidente y dando detalles escabrosos de la noche en la que ocurrieron los hechos.

Según informó el diario local La Gaceta, el ataque sucedió el 25 de enero del año pasado. Un llamado al 911 alertó a la policía sobre una pareja que había ingresado al cementerio discutiendo de forma violenta. Al llegar, los efectivos encontraron a Rocío Noelia Sarapura adentro de una fuente intentando apagar el fuego que la quemaba entera. Yáñez fue detenido y acusado por intento de femicidio.

Días atrás, la mujer declaró ante la justicia, a pesar de tener las cuerdas vocales dañadas por la agresión. La joven mantenía una relación con el acusado que había comenzado seis meses antes del intento de asesinato.

Según su versión, los golpes empezaron poco después de conocerlo. Pero ese día, tras una discusión en el cementerio, el hombre sacó una botella de alcohol que tenía entre sus pertenencias, la roció y la prendió fuego con un encendedor.

El hombre en su defensa desmintió que fueran novios y afirmó que solo eran amigos. De acuerdo a su relato, los dos habían pasado la noche tomando bebidas alcohólicas y en un momento la mujer le pidió que la acompañara al cementerio porque quería visitar la tumba de su primo. Él aceptó, pero una vez que estuvieron en el lugar, la joven le dijo que quería mostrarle algo que habían hecho con su mamá.

Yáñez señaló que creyó que se refería a algo relacionado con "esa tontera de la brujería" y la siguió, y que cuando encontraron el nicho de su pariente, Rocío levantó una tapa y sacó tres muñecos con agujas clavadas.

"Uno tenía forma fetal", precisó el hombre. Después, dijo, la mujer metió los muñecos dentro de una bolsa y les prendió fuego, quemándose ella misma por accidente.

El acusado aseguró que corrió a buscar ayuda y mientras un empleado del cementerio llamaba a una ambulancia fue él quien empezó a tirarle agua de una pileta para apagar el fuego. También desmintió haberle pegado alguna vez. "Nunca tuvimos problemas. Éramos amigos", concluyó.

El fiscal penal pidió que Yáñez sea condenado a 15 años de prisión efectiva. La defensora para Víctimas de Violencia Familiar y de Género Número 2, en calidad de querellante, coincidió con el pedido de pena.

Por su parte, el abogado defensor solicitó que se le aplique la pena de un año y seis meses de prisión como autor del delito de lesiones culposas.

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