A sus 35 años, Ivanka Trump está acostumbrada a estar en el foco público.

Durante su adolescencia trabajó como modelo. Ya de adulta, se convirtió en una exitosa empresaria cuyo imperio abarca moda, negocios, medios y autoayuda. Le atribuyen un valor neto de US$150 millones.

Pero la también autora de libros enfrenta un nivel totalmente nuevo de escrutinio público ahora que su padre, Donald Trump, se prepara para asumir la presidencia de Estados Unidos este viernes 20 de enero.

En su primera conferencia de prensa, el magnate aclaró que su hija se apartará de todo lo relacionado a la Organización Trump, mientras que sus hijos Eric y Don manejarán los negocios de la familia.

Y a principios de enero, el republicano nombró al esposo de Ivanka, Jared Kushner, como uno de sus asesores cercanos.

Se prevé que la labor de Kushner en la Casa Blanca abarque una amplia gama de temas: desde cuestiones comerciales hasta asuntos vinculados a Israel y Oriente Medio, pasando por acuerdos entre el gobierno y el sector privado.

Pero, ¿qué nuevo rol tiene pensado Trump para su hija mayor en el gobierno?

Con despacho propio

Por lo pronto, Ivanka Trump y Kushner tendrán allí su propia oficina, en un espacio usualmente destinado a la primera dama.

En noviembre, Donald Trump anunció que su esposa, Melania, seguirá viviendo en Nueva York al menos por un tiempo. El objetivo, explicó, es que el único hijo del matrimonio, Barron, pueda terminar el año escolar.

Susan Swain, autora de un libro sobre las primeras damas de Estados Unidos, destaca que la decisión de Melania es un cambio en el protocolo típico de la Casa Blanca.

Sin embargo, dice Swain, no es una decisión sorprendente para una familia que por primera vez se enfrenta a la arena política de DC.

"Para poder sobrevivir a este rol, cada primera dama tiene que adaptarlo a su propia imagen", explica Swain, señalando que Michelle Obama también consideró quedarse en Chicago con las dos hijas de la pareja después de que Barack Obama ganara las elecciones presidenciales de 2004.

De hecho, agrega, la decisión de Melania Trump de permanecer en Nueva York refleja un sentimiento compartido por distintas primeras damas a través de generaciones: la necesidad de dar a los niños una vida "normal" y de protegerlos del ojo público lo máximo posible.

Primera dama de facto

Mientras Melania permanece en Nueva York, Ivanka Trump parece lista para asumir algunos de los deberes de la primera dama, ejerciendo como anfitriona de facto en eventos formales y reuniones con dignatarios.

Esto tampoco es particularmente inusual. Presidentes estadounidenses como Thomas Jefferson, Lyndon B. Johnson, Gerald Ford y Ronald Reagan contaron con la ayuda de miembros de la familia que no eran sus esposas para ese rol.

No obstante, el papel de Ivanka Trump podría ser mayor.

A finales del año pasado, por ejemplo, participó en una reunión con el primer ministro japonés, Shinzo Abe y en un encuentro con los líderes de Facebook, Apple, Google y otros gigantes de Silicon Valley.

Michael Kranish, coautor del libro Trump revealed: An American journey of ambition, ego, money and power ("Trump al descubierto: un viaje estadounidense de ambición, ego, dinero y poder"), afirma que si bien los planes de Trump para Ivanka se mantendrán confusos hasta que se haga un anuncio formal, lo cierto es que el presidente electo siempre ha tenido a miembros de su familia como sus asesores de negocios más cercanos.

"Ivanka tuvo un rol importante en la campaña y la transición, por lo que se espera que ella y su esposo desempeñen un papel muy importante aconsejándole", opina Kranish.

Antinepotismo

Ivanka ha defendido causas específicas en el pasado, como el cuidado de los niños, los derechos de las mujeres y el cambio climático, temas que a veces pueden enfrentarse con los lineamientos más tradicionales del Partido Republicano.

En una entrevista con el diario The New York Times, la asesora Anne-Marie Slaughter dijo que veía a Ivanka Trump como la defensora de las mujeres durante la presidencia de su padre.

De hecho, legalmente nada le impide influir en la agenda gubernamental en estos y otros temas.

Mientras no sea empleada federal, Ivanka queda por fuera de las leyes estadounidenses de nepotismo establecidas durante la era Kennedy para impedir que los miembros de la familia de un presidente adquieran demasiado poder.

La asesora del presidente electo Kellyanne Conway ha dicho que el gobierno de Trump tiene la intención de aprovechar ese vacío legal.

"La ley antinepotismo aparentemente tiene una excepción si quieres trabajar en el ala oeste, porque el presidente tiene la potestad de nombrar a su propio personal", dijo Conway, agregando que para ejercer cualquier trabajo en la Casa Blanca se necesitará hacer una "completa distinción y separación" con los negocios de la firma Trump.

De todos modos, es poco probable que las acusaciones de conflictos de interés desaparezcan.

La pulsera del conflicto

Ivanka Trump ya vivió en carne propia lo difícil que será mantener separadas las empresas familiares del gobierno.

Apenas 10 días después de la victoria electoral, Donald Trump y su familia concedieron la primera entrevista televisada nacionalmente al programa 60 Minutes, del canal CBS.

En el programa, Ivanka lució una pulsera valorada en US$10.800, de su propia marca de joyas.

Un comunicado de prensa promocionando el brazalete provocó un conflicto mediático, lo que derivó en una disculpa formal del presidente de la compañía.

¿Fue ese paso en falso una experiencia de aprendizaje o una vista previa de los tipos de conflicto de interés que se vivirán durante el gobierno de Trump? Los expertos aún no lo saben.

"Como país estamos en un nuevo territorio", dice Swain. "Nunca antes habíamos tenido en la Casa Blanca una familia de negocios de tal magnitud".

"Sólo podemos esperar que la familia Trump sea cauta respecto a todos los desafíos éticos que podrían enfrentar".

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