El presidente ruso Vladimir Putin viajará esta semana a China para reunirse con su "querido amigo" Xi Jinping, buscando reforzar una crucial relación estratégica en la cual expertos señalan que Moscú es cada vez el socio menor.

Pekín recibirá a representantes de 130 países el 17 y 18 de octubre en el décimo aniversario de su Iniciativa del Cinturón y la Ruta (BRI), un proyecto geopolítico con el cual el presidente Xi busca ampliar la influencia global de China.

Pero todos los ojos estarán sobre Putin, quien en septiembre aceptó "feliz" la invitación de Xi a visitar China para la cita de la BRI.

La dependencia estratégica del líder ruso con China ha crecido desde que su invasión a Ucrania dejó a Rusia aislada de Occidente.

El comercio entre los dos países creció este año al nivel más alto desde el inicio de la guerra en Ucrania, gracias a las importaciones chinas de petróleo ruso, que le han dado a Moscú ingresos fundamentales en medio de las sanciones internacionales.

El comercio bilateral alcanzó la cifra récord de 190.000 millones de dólares el año pasado, según datos aduaneros chinos, y las dos partes quieren alcanzar este año 200.000 millones de dólares.

China se ha negado a condenar la guerra para posicionarse como actor neutral, al tiempo que brinda a Moscú un apoyo diplomático y financiero vital.

"Pekín ha mantenido una postura de 'neutralidad prorrusa' a lo largo de la invasión, dando a Moscú asistencia diplomática, económica y militar no letal", señaló a AFP Joseph Webster, del Centro Global de Energía en el Atlantic Council.

 

Posibilidades ilimitadas para Putin y Xi

En el corazón de esta alianza está la relación entre ambos, quienes dicen ser "amigos queridos".

Pero su alianza también está forjada por una necesidad simbiótica en la que cada uno ve al otro como un baluarte en su lucha compartida contra la hegemonía occidental.

Cuando Xi visitó Moscú en marzo, Putin exaltó las "posibilidades realmente ilimitadas" que ofrece la relación entre sus países.

El líder chino dijo en mayo al primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, que Pekín y Moscú continuarán brindándose "apoyo firme en temas relativos a los intereses fundamentales de cada uno".

En China, Putin buscará que esas palabras amistosas sean respaldadas con dinero y un apoyo más firme a su guerra en Ucrania, según expertos.

"Moscú intentará profundizar la cooperación con Pekín y obtener más apoyo chino, incluyendo ayuda militar letal, porque piensa que el apoyo occidental a Ucrania caerá gradualmente", anticipó Bjorn Alexander Duben, profesor asistente de la Universidad de Jilin, en China.

Otros expertos creen que Pekín comenzará a ofrecer asistencia letal a Moscú si la situación rusa empeora.

"China no quiere ver a una Rusia debilitada significativamente, y podría intensificar sus esfuerzos si se percata de que Moscú puede perder", indicó a AFP Alicja Bachulska, analista de política en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

A su juicio, China vería el colapso del régimen de Putin y el caos subsecuente como una amenaza a su seguridad.

"Pekín podría aceptar aumentar su apoyo a Rusia para evitar tal escenario".

Dependencia

En junio, una rebelión contra Moscú por parte del grupo paramilitar Wagner fue contenida rápidamente, pero generó temores en Pekín sobre la estabilidad de su socio estratégico, indicaron analistas.

Agregaron que la aparente fragilidad de Rusia le ha dado a China influencia en la relación.

"Los chinos son negociadores muy difíciles", dijo a AFP el analista político ruso Konstantin Kalachev, quien agregó que no espera "mayores avances" en temas contenciosos, como un esperado gasoducto.

"La hegemonía china en la relación ha aumentado enormemente", según Duben.

Consideró que la relación económica de Rusia con China se está convirtiendo en una "creciente dependencia" de parte de Moscú.

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