El parlamento australiano suspenderá sus sesiones durante dos semanas por temor a que los diputados traigan a la capital el coronavirus procedente de brotes en otras partes de Australia, indicó este sábado el primer ministro Scott Morrison.

Esta suspensión se produce un día después de que la segunda mayor ciudad del país, Melbourne, registrara un récord de nuevas contaminaciones por COVID-19.

Amparándose en consejos médicos, Morrison dijo que el gobierno no puede ignorar el riesgo de que legisladores contribuyan a la expansión de la enfermedad en la capital, Canberra.

"Los riesgos de una sesión parlamentaria son significativamente elevados" explicó el primer ministro.

Como otros lugares del país, Canberra y el territorio que la rodea mantienen, bajo control la expansión del virus, pero los casos de contaminación han crecido en Sídney y Melbourne, las dos grandes urbes de Australia.

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