Las desagradables escenas de enormes cantidades de refugiados esperando a ser atendidos ante las oficinas de inmigración se seguirán dando al menos durante la primera mitad de este año, advirtió el director de la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF, por sus siglas en alemán), Frank-Jürgen Weise, en la ciudad de Wildbad-Kreuth, en el extremo sur de Alemania. Hasta allá llegó la autoridad para asistir a un encuentro de parlamentarios de la Unión Cristianosocial (CSU), el partido hermano de la CDU de la canciller Angela Merkel.

“Necesitamos más tiempo y confianza, la situación actual no es buena”, dijo Weise a la prensa. Hasta el momento, todavía siguen sin ser procesadas más de 360.000 aplicaciones de asilo, mientras que otros 300.000 refugiados están ya registrados, pero no han podido o no han querido entregar sus aplicaciones para solicitar asilo. Para alcanzar la meta de ponerse al día antes de mediados de este año, se necesitará un esfuerzo extremo, advirtió Weise.

Cuántos nuevos refugiados arribarán al país en el mismo período es ante todo un asunto político. Sería ideal que el número de solicitantes de asilo fuera más bajo. Alemania no puede luchar sola contra la avalancha de refugiados, dijo el funcionario en un tono serio. Sus estimaciones consideran solamente a los que han entrado ya a territorio alemán. Si la actual oleada se mantiene en el tiempo, es esperable que la situación en las oficinas gubernamentales sea aún peor.

Sobre la pregunta si ayudaría en este trabajo una inyección de recursos que permita la contratación de más personal, Weise aseguró que algo así no tiene sentido y adelantó que no existe ninguna posibilidad de que se creen nuevos puestos de empleo, pues ya el año pasado la BAMF sumó 4.000 personas a su fuerza laboral. Sin embargo, reconoció que el nombramiento de algunos cargos de toma de decisiones avanza más lento de lo esperado, lo que ha dificultado un procesamiento más rápido de las solicitudes.

70 por ciento puede trabajar

La importancia de Weise en el tema de los refugiados es enorme en Alemania. El trabajo como jefe de la BAMF lo asumió el funcionario en septiembre de 2015 como un cargo adicional. En realidad él es, desde 2004 y con mucho éxito, director de la Agencia Federal para el Trabajo. Esta doble función ha demostrado ser de mucha utilidad, dijo Weise al ser consultado sobre una evaluación inicial de sus funciones. Un trabajo conjunto entre ambas oficinas gubernamentales es algo lógico, pues el 70 por ciento de los refugiados están en condiciones de trabajar, apuntó.

La dirigente de la CSU, Gerda Hasselfeldt, opina lo mismo. A su juicio, debe hacerse una diferencia entre los refugiados que pueden quedarse y aquellos que no recibirán el beneficio del asilo. De hecho, la integración funciona mejor cuando va de la mano con el ingreso al mercado laboral. Aquellos sin perspectivas de quedarse en el país deberían ser deportados con mayor rapidez. La súper-oficina bajo control de Weise se está poniendo en marcha para unir todas esas hebras y sacar adelante el desafío.

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