Tras su destitución, la ya ex presidenta brasileña Dilma Rousseff aseguró este miércoles que seguirá "luchando", y anunció una enérgica oposición frente al Gobierno del que fuera su aliado político, Michel Temer. "Piensan que nos vencieron, pero se engañan", dijo Rousseff en una rueda de prensa convocada después de que el Senado votara a favor de su destitución por una mayoría de dos tercios.

"Sé que todos vamos a luchar. Tendrán contra ellos la más firme, incansable y enérgica oposición que un 'Gobierno golpista' puede sufrir", aseguró Rousseff en alusión al Ejecutivo conservador de su exvicepresidente. Michel Temer rechazó las acusaciones de fraguar un "golpe de Estado" en su primera intervención pública como presidente de Brasil. "Golpista es usted, que no respeta la Constitución", respondió Temer, que previamente había reunido a sus ministros para exigirles que desmonten la tesis del "golpe".

Giro a la derecha

La ya expresidenta fue destituida por acusaciones de que su Gobierno manipuló las cuentas públicas para ocultar el déficit fiscal y de que aprobó créditos sin la autorización del Legislativo. Rousseff y sus aliados, sin embargo, ven en las acusaciones pretextos de élites "ultraconservadoras" para hacerse de forma ilegítima con el poder. Las maniobras fiscales de las que se acusó a la ex mandataria eran ya habituales en Gobiernos anteriores. "No ascienden al Gobierno por el voto directo", recordó Rouseff. "Van a capturar las instituciones del Estado para ponerlas al servicio del más radical liberalismo económico y del retroceso social", dijo.

Según ha explicado Temer en una reunión televisada, la prioridad del Gobierno va a ser limitar el techo de gasto este año, atraer inversión extranjera, reducir el desempleo y reformar el sistema de pensiones. La llegada definitiva al poder de Temer implica también un giro a la derecha después de 13 años de Gobierno del Partido de los Trabajadores.

Rousseff se mostró otra vez combativa. "En este momento no les digo adiós", dijo Rousseff dirigida a sus seguidores frente al Palácio da Alvorada de Brasilia, su residencia temporal desde que fue suspendida del cargo en mayo. "Tengo la certeza de que puedo decir 'hasta pronto", afirmó.

A pesar de su salida, Rousseff quiso transmitir esperanza y cerró su discurso parafraseando al poeta Vladimir Maiakovski: "No estamos alegres, es verdad, pero también, ¿por qué razón deberíamos estar tristes? El mar de la historia es agitado".

Publicidad