Nueve civiles, entre ellos siete niños, murieron este sábado por disparos de artillería de fuerzas gubernamentales sirias en una localidad de la provincia de Idlib, último bastión rebelde en el noroeste de Siria, según una oenegé.

Los bombardeos dejaron además 15 heridos en varios lugares de la región de Jabal Al Zawiya, precisó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una oenegé con sede en Londres y fuentes en toda Siria.

Entre las víctimas mortales figuran cinco miembros de una familia --una pareja y sus tres hijos-- en el pueblo de Iblin, dos niños en el pueblo de Baliun y dos niñas en la localidad de Balshun, precisó el OSDH. Un primer balance hablaba de ocho muertos.

En Iblin, un fotógrafo de la AFP vio los cuerpos de la familia llegar a un dispensario, envueltos en frazadas. Una enfermera confirmó que cinco miembros de una familia murieron.

El balance del sábado es uno de los más mortíferos desde la entrada en vigor en marzo de 2020 de un alto el fuego --negociado por Rusia, aliado del régimen, y Turquía, que apoya a los rebeldes-- destinado a proteger ese bastión dominado por los yihadistas contra una ofensiva de las fuerzas del presidente sirio, Bashar Al Asad.

Cerca de 500.000 personas han muerto en diez años de guerra en Siria, según el OSDH.

El conflicto estalló en 2011 con la represión de manifestaciones prodemocracia por parte de Damasco e involucró a varios actores regionales y a grandes potencias. Millones de personas han abandonado sus hogares por la guerra.

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