Tailandia anunció el lunes la confiscación de más de tres toneladas de marfil procedente de Kenia, escondido en contenedores previstos para té, una semana después de una incautación récord de esta materia.

El navío inspeccionado que viajaba a Laos contenía 511 piezas de un valor de unos seis millones de dólares, indicó el servicio de aduanas tailandesas.

Al igual que la semana pasada, cuando se incautaron cuatro toneladas de marfil, una cantidad récord, las autoridades estiman que la carga estaba probablemente destinada a la reventa en China o Vietnam o incluso para regresar a Tailandia.

"Hay que investigar si el marfil proviene de elefantes cazados recientemente o de lotes más antiguos", advirtió Chris Shepherd, de Traffic, una asociación especializada en el seguimiento de las exportaciones ilegales de especies amenazadas.

Shepherd denunció que Laos "sirve cada vez más de punto de paso" para el tráfico de marfil y de productos de otros animales, deplorando que este país nunca haya llevado a cabo una confiscación de este tipo.

Según los expertos, el elefante africano en libertad podría desaparecer a corto plazo, víctima de la caza furtiva por su marfil. Con entre 25.000 y 30.000 animales abatidos al año, la mortalidad supera la tasa de natalidad del elefante, que sólo tiene una cría a la vez tras una gestación de 21 meses.

La mayoría del marfil de contrabando parte de África desde Kenia o Tanzania y transita generalmente por Malasia, Vietnam, Filipinas o Hong Kong antes de llegar a su destino final, China, y en menor medida, Tailandia.

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