AFP

La junta militar tailandesa reforzó el viernes el control de las fronteras del país después de que la justicia ordenara la detención de la ex primera ministra Yingluck Shinawatra, juzgada por negligencia y pasible de 10 años de cárcel, que no se presentó a la lectura del veredicto.

"Ordené el refuerzo de los controles de seguridad" en las fronteras pero también en el conjunto del territorio, declaró ante la prensa el general Prayut Chan-O-Cha, jefe de la junta militar.

Este viernes, Yingluck Shinawatra, 50 años, pasible de una pena de hasta 10 años de cárcel, no se presentó a la lectura del veredicto, por lo cual el juez ordenó su detención.

"Su abogada dijo que ella está enferma y pidió aplazar el veredicto" pero "la corte no cree que ella esté enferma" y "ha decidido emitir una orden de detención", dijo el juez que preside el tribunal, Cheep Chulamon. 

Miles de simpatizantes de Shinawatra acudieron a las puertas de la Corte Suprema para acompañarla, pero se quedaron sin ver a Shinawatra, cuyo gobierno fue derrocado por un golpe de Estado en 2014. 

En la calle reinaba la confusión entre los manifestantes, custodiados por cerca de 4.000 agentes. 

Poco después de que se expandiera el rumor sobre la ausencia de Yingluck en la audiencia, dos camiones llenos de militares pasaron al lado de la concentración, que respondió con abucheos. 

"Sea combativa Cangreja" ("Boo su su" en tailandés), coreaban los manifestantes haciendo referencia al sobrenombre popular de Yingluck.

Una condena contra Yingluck implicaría un golpe para la poderosa familia Shinawatra, que ganó todas las elecciones nacionales desde 2001 y se ha mantenido en la escena política pese a golpes de estado, violentas protestas con muertos y procesos judiciales en su contra.   

La exprimera ministra fue juzgada por negligencia en la instauración de un programa de subvención de arroz.

El programa contemplaba la compra de arroz a los arroceros, baza electoral de los Shinawatra, a un precio superior al del mercado. 

Pero Yingluck defiende que fue una ayuda necesaria para los arroceros pobres, que reciben históricamente poco apoyo del gobierno.

Un proceso 'político'

Durante el proceso que se extendió durante 18 meses cientos de personas se reunieron delante del tribunal para ofrecerle flores a Yingluck, pero el viernes el ambiente era bastante más sombrío. 

Los cargos en su contra pueden ser castigados con hasta 10 años de cárcel y una inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos. 

La ex primera ministra se declaró inocente de los cargos y siempre dijo que es víctima de un "sutil juego político" para sacar a su familia del panorama. 

El hermano de Yingluck, Thaksin Shinawatra, que también fue primer ministro vive en el exilio desde 2008 para evitar una pena de dos años de prisión por corrupción.

"¡Yingluck no es culpable de nada!", exclamó Nan, una manifestante de 62 años presente en el tribunal, pese a la fuerte presencia policial. 

"Queremos que la justicia sea respetada", agregó en referencia a la persecución de sus partidarios, agricultores y pobres, por las élites de la capital y los militares que tomaron el poder.

"Los pobres son la mayoría. Los ricos son unas pocas familias y grupos de Bangkok. Nosotros somos la mayoría", aseguró. 

Este proceso tiene una fuerte dimensión simbólica en un país profundamente dividido entre los partidarios y los detractores de la familia Shinawatra, que se visten con camisas rojas o camisas amarillas para distinguirse.

La mayoría de los analistas especulaban en los últimos días que la justicia, un órgano que en Tailandia no es independiente, no iba a tomar el riesgo de condenarla a una pena de prisión efectiva, lo que la presentaría como una víctima. 

Pero ahora, con su desaparición todo podría cambiar. 

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