Tras la paralización en los tribunales de la prohibición de entrada a nacionales de ocho países de mayoría musulmana, el gobierno de Donald Trump se enfrenta a su segundo gran traspiés a menos de un mes de la toma de posesión del presidente de Estados Unidos.

Su asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, renunció después de solo 24 días en el cargo, tras salir a la luz más detalles de los contacto que mantuvo con el embajador ruso en Estados Unidos días antes de que Trump asumiera la presidencia.

Según medios locales, Flynn habría conversado con Sergey Kislyak sobre las sanciones que el gobierno del expresidente Barack Obama iba a imponer a Rusia por los ciberataques de la campaña electoral.

Esto habría ocurrido antes de su confirmación en el puesto y en Estados Unidos es ilegal que civiles intervengan en disputas diplomáticas con otros países.

Además, Flynn negó inicialmente haber discutido las sanciones de EE.UU. con el embajador y el vicepresidente, Mike Pence, lo respaldó públicamente.

En su carta de renuncia, sin embargo, reconoció que "de forma inadvertida" dio "información incompleta" a Pence y a otros miembros del gobierno sobre el contenido de las conversaciones.

Este martes, el portavoz de la Casa Balnca, Sean Spicer, aseguró que Flynn no hizo nada ilegal y que su renuncia fue producto de la retirada de la confianza del presidente por esa información incompleta.

¿Cómo puede afectar este caso a Donald Trump?

Pero es posible que su dimisión no sea el final del escándalo, que podría tener ramificaciones más allá de esta polémica figura.

"A Flynn le han cortado las alas, pero esto puede no ser suficiente para detener el sangrado", dice Anthony Zurcher, periodista de la BBC en Estados Unidos.

La renuncia de Flynn y sus contactos con Rusia dejan en el aire varias preguntas importantes, de cuya respuesta dependerá que el caso tenga más repercusiones.

1. ¿Qué sabía Donald Trump? ¿Y cuándo lo supo?

"¿Qué sabía el presidente, y cuándo lo supo?", es una frase que ha pasado a la historia sobre el caso Watergate que terminó con el entonces presidente de EE.UU., Richard Nixon, en 1974.

La pregunta la hizo Howard Baker, representante republicano en un comité especial del Senado que investigaba el espionaje en la sede del Partido Demócrata en el edificio Watergate.

"¿Qué sabía el presidente, y cuándo lo supo?", preguntó Howard Baker sobre el escándalo del Watergate.

La misma pregunta se hacen ahora analistas y políticos como Adam Schiff, el demócrata de más alto rango en el Comité de Inteligencia del Congreso, quien ya ha declarado que la dimisión de Flynn "no pone fin a las preguntas sobre sus contactos con los rusos".

Schiff dijo que la Casa Blanca debe explicar todavía si Flynn actuó en nombre del presidente o de otras personas.

Según el The Washington Post, la entonces fiscal general en funciones, Sally Yates, informó a la Casa Blanca a finales del mes pasado que creía que Flynn había engañado a cargos de la administración sobre la naturaleza de sus comunicaciones con el embajador ruso.

Yates también habría avisado al Consejero de la Casa Blanca, Donald McGahn, de que Flynn era potencialmente vulnerable al chantaje de Rusia, al estar intentando encubrir sus actos, afirma el mismo medio.

No es la primera vez que Trump o alguno de sus asesores es cuestionado por sus relaciones con Rusia.

"Los demócratas en el Congreso, y quizás algunos republicanos, querrán saber quién fue informado sobre los relatos contradictorios de Flynn y por qué no se hizo nada antes", abunda el corresponsal de la BBC, Anthony Zurcher.

"¿Cuánto sube (el tema) en la línea de mando?", se pregunta Zurcher.

Por lo pronto, los demócratas en la Cámara de Representantes, John Conyers y Elijah Cummings, han pedido que el Departamento de Justicia y el FBI informen de forma clasificada al Congreso sobre el caso.

"Nosotros en el Congreso tenemos que saber quién autorizó sus acciones, las permitió y le siguió facilitando (a Flynn) acceso a nuestra información de seguridad nacional más sensible a pesar de conocer los riesgos", afirmaron en un comunicado.

Varios demócratas le pidieron también al presidente del Comité de Supervisión del Congreso, Jason Chaffetz, que abra una investigación sobre los vínculos de Flynn con Rusia.

En su cuenta de Twitter, el presidente Trump dijo hoy: "La verdadera historia aquí es ¿por qué hay tantas filtraciones ilegales desde Washington? ¿Habrá filtraciones así cuando me ocupe de Corea del Norte, etc?".

2. ¿Qué repercusiones políticas o legales puede tener el escándalo?

Si se demuestra que Flynn habló sobre las sanciones con el embajador ruso podría haber violado la Logan Act, una ley federal de Estados Unidos de 1799 que establece penas para los ciudadanos no autorizados que negocien con gobiernos extranjeros.

Flynn negó en un primer momento haber hablado sobre las sanciones con el embajador ruso.

La ley no se ha aplicado nunca con anterioridad, pero si se considera que Flynn la transgredió, cualquiera que tuviera conocimiento de esa transgresión podría incurrir en "un delito de obstrucción de la Justicia", le explica a BBC Mundo Iwan Morgan, profesor de Estudios sobre Estados Unidos de University College London (UCL).

Si en el marco de una investigación, por ejemplo del FBI (la cual medios en EE.UU. dicen que está en marcha, sobre los vínculos de colaboradores de Trump y Rusia) , algún funcionario o alto cargo, o el mismo presidente, hubieran mentido sobre el contenido de la reportada conversación de Flynn con el embajador, esto sí podría crearles dificultades.

"Como pasó en el caso las declaraciones de Bill Clinton al gran jurado (sobre su relación con Monica Lewinksy), sería el encubrimiento lo que podría ponerlos en problemas", explica Zurcher, aunque esto es de momento una mera hipótesis.

El cineasta y activista Michael Moore ha llamado en su cuenta de Twitter a que se produzca un "impeachment" (juicio político) contra Trump por "saber durante un mes que Flynn mintió sobre la llamada rusa y no hacer nada".

Michael Moore pidió en su cuenta de Twitter un "impeachment" contra Donald Trump.

Siguiendo en esta línea, el columnista del diario The Guardian Richard Wolffe escribió sobre el caso: "Puede que la carrera de Flynn esté acabada. Pero la pesadilla de Trump solo acaba de empezar".

Pero el "impeachment" no es un acto legal, sino político, y es improbable que un Congreso con mayoría republicana vaya a ir en contra de un presidente por una "indiscreción legal en sus primeros días en el cargo", opina Morgan.

Y Chriss Cillizza, en The Washington Post, cree que el caso no ha sido más que "el típico escándalo de Washington, que se ha desarrollado como cientos de otros parecidos antes".

"Se ha sentido, me atrevería a decir, normal".

Lo cual no significa que el gobierno sea indiferente al mismo.

"Es un gran bochorno. Ayer mismo la asesora de Trump Kellyanne Conway dijo que Flynn tenía todo el apoyo" del gobierno, asegura Zurcher.

El escándalo también podría tener repercusiones en la relación de Trump con los servicios de inteligencia.

Según Morgan "podría ser un aviso de la comunidad de inteligencia hacia Trump", quien en el pasado ha expresado su falta de confianza hacia el FBI y la CIA.

Los servicios de inteligencia creen que Putin interfirió en las elecciones de Estados Unidos en favor de Trump y contra Hillary Clinton.

Según el Washington Post, el FBI fue rastreando las llamadas de Flynn a medida que este era cada vez más cuestionado sobre sus interacciones con funcionarios rusos.

Además, el ejército habría estado investigando también si Flynn recibió dinero del gobierno ruso durante un viaje que hizo a Moscú en 2015.

El pago iría contra una ley que prohíbe que antiguos cargos militares reciban dinero de un gobierno extranjero sin consentimiento del Congreso.

3. ¿Qué dice este caso sobre las relaciones de la administración Trump con Rusia?

El aspecto más importante del caso para algunos observadores, como el profesor de la University College de Londres, Iwan Morgan, es que pondría de manifiesto nuevos aspectos de unas ya de por sí cuestionadas relaciones de Donald Trump y su entorno con Rusia.

Rusia ha dicho que la renuncia de Flynn es un "asunto interno" de Estados Unidos.

Medios en Estados Unidos afirmaron que Flynn sugirió al embajador ruso durante la conversación telefónica que las sanciones impuestas por Barack Obama podrían ser eliminadas cuando tomara posesión Trump, el 20 de enero, y que Rusia no debía responder de forma equivalente para no complicar un viraje político posterior, como en efecto no hizo.

"Si Flynn representó el pensamiento de los funcionarios del gobierno de Trump (…), esto podría ser un reconocimiento de que el nuevo gobierno estaría preparado para aceptar la existencia de una esfera de influencia rusa", afirma Morgan, en referencia al papel ruso en el conflicto en Ucrania, origen de las sanciones de Obama.

Los contactos de Flynn con altos cargos rusos (entre ellos, su presencia en una gala de la cadena 'Russia Today' sentado en una mesa junto al presidente ruso, Vladimir Putin, en el mencionado viaje a Moscú en 2015) vuelven a poner bajo los focos un tema espinoso para Trump: su supuesta cercanía con la Rusia de Putin.

Representantes demócratas piden que se investiguen los contactos entre los colaboradores de Trump y Moscú.

Los servicios de inteligencia de Estados Unidos afirman que Putin "ordenó" ayudar a Trump a ganar las elecciones a través de una campaña de ciberataques destinada a desprestigiar a Hillary Clinton.

Y Trump nombró como jefe de la diplomacia de Estados Unidos a Rex Tillerson, una persona con estrechos vínculos con Rusia y Putin a quien este último condecoró en 2013 con la "orden de la Amistad".

Todo esto hace que sea "políticamente insostenible" que Trump reduzca las sanciones contra Rusia, afirma James Hohmann en The Washington Post, quien opina que este episodio podría dar impulso al esfuerzo del senador republicano John McCain para convertir en ley las sanciones existentes para que Trump no pueda eliminarlas unilateralmente.

Y los demócratas, que no ostentan ninguna mayoría en Washington, se han lanzado a pedir que la renuncia de Flynn abra el primer capítulo de investigaciones sobre los contactos entre los colaboradores de Trump y Moscú, tanto durante la campaña como después.

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