Cumpliendo con una de sus promesas de campaña, Donald Trump firmó hoy el decreto para finalizar la participación de Estados Unidos en el Acuerdo Transpacífico (TPP), que había sido negociado por Barack Obama.

En el TPP participan otros 11 países, entre ellos Chile, Australia, Brunei, Canadá, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Estados Unidos y Vietnam, un combinado que representa el 40% de la economía mundial y que se consideraba una contraposición al poderío de China.

De esta forma, queda en vilo el futuro del acuerdo, firmado en 2015 pero que aún no entre en vigor, considerando la salida de su principal involucrado.

El presidente había calificado a este acuerdo como "terrible" y que "violaba" los intereses de los trabajadores estadounidenses.

“Lo que acabamos de hacer es una gran cosa para los trabajadores estadounidenses", comentó Trump al firmar la orden ejecutiva.

El senador republicano y ex candidato presidencial John McCain fue uno de los primeros en criticar la determinación, reiterando una postura que mantiene hace meses. “Es un error”, aseguró.

Para Barack Obama, promotor del TPP, este significaba una forma de frenar el poder de China en el área del Pacífico.

¿Qué pasa ahora?

De todas formas, parece existir consenso entre los otros 11 firmantes de buscar una alternativa al fracasado proyecto, conscientes que sin Estados Unidos es imposible conseguir la ratificación.

En noviembre pasado, una vez electo el nuevo presidente de Estados Unidos, Heraldo Muñoz, se había puesto en el posible escenario de la salida norteamericana.

“Sea con o sin Estados Unidos, hay voluntad de los países que conforman el TPP de avanzar, si eso será en el mismo marco está por verse y pareciera que con el anuncio del presidente electo, el acordar el TPP tal cual lo conocemos ahora con Estados Unidos no será posible, pero hay otros países que están disponibles para reflexionar juntos si continuar en el camino de lo materializado en cuanto al contenido del TPP”, dijo entonces el canciller, que hoy no quiso referirse al asunto.

Esta postura parece reiterarse entre los demás involucrados.

El viernes pasado, justo antes de la investidura de Donald Trump, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, ratificó su presencia en el TPP o en alguna versión alternativa de él.

Eso, al menos, entiende Nueva Zelanda. "La semana pasada el primer ministro de Japón estuvo en Australia y fue muy positivo respecto a hallar una forma a través de un plan B al TPP si Estados Unidos no es parte de él", dijo el primer ministro Bill English.

El TPP, que se negoció durante cinco años, establece un nuevo marco de libre comercio y arancelario entre 12 países, que representan el 40% del PIB mundial y el 11% de la población (800 millones de personas). Involucra a las industrias automovilística, textil y farmacéutica y establece normas laborales y medioambientales más ambiciosas.

Entre los primeros en salir a comentar oficialmente su postura ante el fin del TPP estuvo México. El Presidente Enrique Peña Nieto, quien dijo: "Iniciaremos de inmediato conversaciones que generen nuevos acuerdos comerciales bilaterales con los países de ese tratado".

Entre las principales críticas que recibió el Tratado en Chile se encuentran la protección de las patentes de la industria farmacéutica internacional, que afectaría los precios de los fármacos genéricos, el registro de semillas y alimentos, y que pondría en riesgo los niveles de privacidad de los usuarios de internet.

 

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