El prestigioso periódico estadounidense The Washington Post reveló este lunes 7 de febrero que funcionarios de los Archivos Nacionales debieron ir a la casa en Florida del expresidente Donald Trump para recuperar unas cartas, entre ellas misivas escritas por Barack Obama y el líder norcoreano Kim Jong-un.

Los mandatarios de Estados Unidos deben entregar sus correos electrónicos, cartas y otros documentos de trabajo a los Archivos Nacionales, que se encargan de conservarlos para la posteridad. Sin embargo, el multimillonario republicano tomó otra decisión y se llevó varias cajas a su residencia en Mar-a-Lago, en Florida. Cercanos al político dijeron a Washington Post que no hubo ninguna mala intención de parte de Trump.

En esas cajas había, entre otras cosas, obsequios de líderes extranjeros, una carta que le dejó su predecesor Barack Obama y otras escritas por Kim Jong Un. Según el periódico, al percatarse de ello, Archivos Nacionales decidió tomar medidas y en diciembre altos cargos de ese departamento viajaron a Florida para recuperar las cajas, incluidas las cartas de Kim. Tras disputas con los abogados, finalmente la oficina de archivos recibió los documentos en enero.

Trump fue el primer presidente de Estados Unidos en el cargo en haber conocido a un miembro de la dinastía Kim, y mantuvo una relación epistolar cordial con el líder norcoreano. "Me escribió cartas hermosas, son cartas magníficas. Nos hemos enamorado", dijo el presidente a sus seguidores en septiembre de 2018.

La semana pasada, los Archivos Nacionales revelaron que el expresidente tenía la costumbre de romper algunos de sus documentos de trabajo, a pesar de que está prohibido. "Entre los documentos presidenciales recibidos por los Archivos Nacionales había documentos en papel que había roto el expresidente Trump”, dijeron funcionarios a la agencia de noticias AFP.

 

"Funcionarios de la gestión de registros de la Casa Blanca" habían "pegado con cinta adhesiva" algunas de las hojas, añadieron. Según The Washington Post, en Archivos Nacionales hay muchas dudas de que Trump realmente se haya apegado a lo que dice la Presidential Records Act, que mandata a los presidentes a conservar toda comunicación escrita, y analistas consultados por el periódico señalan que esto puede incluso suponer peligros para la seguridad nacional, si entre los papeles destruidos hay alguno que contenga información que las futuras administraciones debieran conocer.

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