Cerca de Ladakh, en esa tierra de los pasos elevados, jóvenes monjes ataviados con sotanas de color rojo profundo toman lecciones en Thiksey, un monasterio del siglo XV.

Están en Cachemira, en el territorio disputado entre Pakistán e India, que esta última administra.

Pero ellos viven literalmente por encima del conflicto, en un peñasco a 3.000 metros de altura, entre muros blancos y vistas impresionantes al Valle Indo y las montañas.

Thiksey es el hogar de una comunidad monástica afiliada a la orden de los "bonetes amarillos" o Gelugpa, una escuela del budismo tibetano. 

El Budismo tibetano es una religión en exilio, expulsada de su tierra cuando Tíbet fue conquistado por los chinos.

Muchas de las familias tibetanas en India mandan al menos a uno de los hijos a un monasterio para que aprenda de su cultura, lenguaje y religión.

Las ayudas visuales son muy comunes en el budismo tibetano.

Las imágenes, esculturas y estructuras de muchas clases, así como rezos públicos y banderas están por todas partes para recordar el dominio espiritual sobre el mundo físico.

El budismo es una tradición que se enfoca en el desarrollo espiritual personal. Los budistas buscan entender la verdadera naturaleza de la vida y no adoran dioses o deidades.

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