Tres disparos sellaron una de las imágenes más emblemáticas del 27/F. Eran las 8:55 de la mañana y habían pasado poco más de 24 horas del terremoto 8,8 Richter que remeció a la zona centro sur de Chile y cuyo posterior tsunami devastó gran parte del borde costero.

El fotógrafo Roberto Candia había sido enviado a la zona por la agencia AP, donde entonces trabajaba, y se encontraba en los cerros de Pelluhue, un popular balneario del Maule que quedó completamente destruido por la fuerza de las olas, que se llevaron casas, árboles, automóviles. Y muchos recuerdos. 

Desde lejos divisó a un hombre que recogía algo del suelo. Era Bruno Sandoval, en ese entonces de 26 años, quien todos los veranos se hospedaba en el balneario para atender un puesto de artesanías. Por casualidades de la vida, Sandoval había vivido el terremoto lejos del balneario. En específico, en los Saltos del Laja, lugar desde donde inició una larga travesía, con varios caminos destruidos, para reencontrarse en Pelluhue con su familia y amigos. 

Fue con ellos que Sandoval regresó a la playa para ver si el mar había dejado algo de la cabaña que arrendaban y que había resultado completamente destruida. Pero más que eso: que el mar se la había llevado sin dejar rastro. Lo que buscaba era algo simbólico, que demostrara que el vivía ahí. Fue en esa búsqueda que divisó una tela de color rojiza enterrada en el barro.

"Yo la encuentro enterrada en el barro, a 10 metros de donde estaba la casa esta. Y me encuentro con esta bandera, que la empiezo a desenterrar, y literalmente la desentierro porque se veía una parte de esta bandera, una esquina, una punta roja. Entonces me llama mucho la atención por el color, y la empiezo a desenterrar", recuerda Bruno, quien conversa con T13 desde La Serena, la ciudad donde migró en busca de mejores oportunidades. 

Sandoval recuerda que "fue impactante ver esta bandera, que la desentierro entera, cochina, sucia, rota, rajada, pero entera. Entonces la levanto, la sacudo y tengo mi momento de reflexión mirándola, observándola. Y de repente siento a alguien que me silva, a la distancia, me hace un gesto". 

La persona era Roberto Candia, quien con un lente de 200 mm lanzó los disparos que cristalizaron la imagen que cambió para siempre la vida de Sandoval y que, de paso, se transformaría en un símbolo de la reconstrucción. 

Un tiempo de exposición de 1/125 segundos, una apertura de diafragma de f/2.8 y una ISO de 50 más captaron este momento.

"No tengo idea cuantas fotos me toma, no tengo idea, solo sé que estuve ahí y después me hace un gesto y sigue su camino, y yo sigo mi camino. Y claro, cada tiempo que pasa voy analizando más la situación y claro, qué más simbólico que esta bandera que nos representó, que nos demuestra que a pesar de que estábamos azotados, de que estábamos heridos, de que estábamos muy maltratados estábamos enteros. Un país que -como a todos nos sucede en la vida- nos podemos ensuciar, nos podemos manchar, nos podemos herir, pero estamos enteros y podemos reconstruirnos y salir adelante, podemos ser un país en base a la solidaridad de nosotros mismos, un nuevo país y ponernos de pie. Ese fue el momento en el cual me captan en esta fotografía y así fue como sucedió" recuerda.

La imagen del "Hombre de la bandera" dio la vuelta al mundo. The New York Times y The Boston Globe fueron algunos de los medios internacionales que utilizaron la foto que Candia realizó para la agencia AP. En nuestro país, la foto cubrió las portadas y se transformó en el símbolo de la campaña "Chile ayuda a Chile", donde los canales de televisión realizaron un evento similar a la Teletón para reunir fondos para el proceso de reconstrucción. 

"Es la foto más importante de mi vida, pero no la mejor. No satisface al mundo de los fotógrafos con los aspectos estéticos ni compositivos, pero tuvo una forma única de llegar a la gente", señaló Candia a Qué Pasa en 2011. T13 contactó a Candia, pero éste prefirió no abordar esta historia, aunque sí facilitó la icónica imagen.

La bandera, en tanto, inició una larga travesía: estuvo junto a "La Roja" en el mundial de Sudáfrica y llegó al campamento "Esperanza", donde se organizó el operativo para rescatar a los 33 mineros que quedaron atrapados en la Mina San José, en la región de Atacama, ese mismo 2010.

¿Qué fue de la bandera? ¿Dónde está ahora, a una década del 27/F? Esta es la ruta de la bandera del terremoto. 

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El complejo presente del dueño de la bandera

Daniel Marín se hizo conocido luego que asegurara ser el legítimo dueño de la bandera del terremoto. El hombre, quien se dedicaba a pintar casas, tuvo varias apariciones durante los tres años que tuvo en sus manos  el símbolo del 27/F.

En 2010 visitó la ANFP para entregar la bandera para que viajara al mundial, y luego estuvo en el campamento junto a los familiares de los mineros atrapados. Y en febrero de 2011, a un año del terremoto, realizó una entrega simbólica de la bandera al Presidente Sebastián Piñera, durante la ceremonia que se realizó en Constitución para recordar a las víctimas.

Fue en 2013 que la bandera volvió a los medios. Esto luego que se conociera que Marín había decidido rematar el trozo de tela para saldar sus deudas en un portal de internet, a un precio de 2,5 millones de pesos. 

“Como la mayoría de los chilenos, estoy de acuerdo en que la bandera del terremoto no tiene precio monetario, pero créanme, no tengo otra cosa a qué echar mano para salir de mis deudas (...) Entiendo que me critiquen, pero no tengo otra opción”, afirmó en ese momento. 

En medio del revuelo, Desafío Levantemos Chile contactó a Daniel Marín, y le propuso que este símbolo formara parte de la Gala Anual que realiza la fundación creada por Felipe Cubillos (fallecido en 2011 en el accidente de Juan Fernández). Marín entregó la bandera para que fuera rematada en el evento. De eso cuenta que recibió poco más de 2 millones de pesos, que le permitieron saldar algunas deudas. 

Hoy, a 10 años del terremoto, la situación de Marín es radicalmente diferente: se encuentra sin trabajo y con un complejo estado de salud, con siete discopatías, artrosis de cadera y de rodilla. Y cuenta que hace unos meses que no recibe su pensión, luego que lo ingresaran al Pilar Solidario. 

“Yo nunca pedí nada a cambio, sin embargo muchas personas me prometieron mucha ayuda y nadie me ayudó”, señala. 

En el hall de una oficina 

GPS Property es una empresa dedicada al corretaje de oficinas y espacios comerciales. Es a este lugar donde diariamente acuden personas en búsqueda de propiedades, pero también alguno que otro curioso. Y es que desde los ventanales de la empresa, ubicada en pleno barrio El Golf es posible ver una bandera colgada en el hall de acceso. Y no son pocos los que han llegado a consultar si se trata de la bandera del terremoto.

"Hay mucha que ha entrado a tomarse fotos. Nunca le hemos puesto problemas a nadie, y felices, pero principalmente los extranjeros se impactan cuando ven la foto, y entran a preguntaron: ¿esa es la bandera? Si, efectivamente esta es la bandera", comenta Pedro Pablo Rivas, presidente ejecutivo de GPS Property.

"Se toman fotos y les parece un momento que lo vieron en algún momento y que representaba el mal momento que estábamos viviendo con el terremoto y el tsunami", agrega.

Sobre los motivo para adquirir la bandera, Rivas recuerda que junto a sus compañeros de oficina fueron invitados a la Gala de Desafío Levantemos Chile.

"Nos miramos con nuestros socios y dijimos: qué bonito que seria tener esta bandera en la oficina porque es un hito motivacional de esfuerzo, de levantarse y nos pareció entretenido si teníamos la oportunidad de tenerla, y finalmente la adjudicamos", recuerda. 

La escuela que se construyó con los dineros de la subasta

Francisca Middleton es coordinadora comercial de Desafío Levantemos Chile y es la persona a cargo de la gala anual que realiza la fundación para diversos proyectos. 

Según cuenta, en 2013, los fondos se destinaron para construir la primera escuela de Trapa-Trapa, una localidad rural ubicada en Alto Biobío. 

"Hoy en día los niños de trapa trapa están re contentos por lo que se obtuvo y pudimos construir su escuelita. Esos niños no iban al colegio, no tenían un jardín cerca ni mucho menos. Si querían ir a una escuelita tenían que bajar y la zona es tremendamente fría en invierno, hay alrededor de 70 centímetros de nieve (...) son niños muy vulnerables, todos de familias pehuenches del sector, y que hoy en día es la única escuela que existe en esa área", detalla. 

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