Un equipo internacional, encabezado por un chileno, captó por primera vez la imagen más detallada del 'universo joven' hasta ahora, registro en la que se observa con claridad cómo se distribuían el gas, el polvo y las estrellas.
Se trata de una imagen que corresponde a una muestra de galaxias cuando el universo tenía menos de 1.500 millones de años, es decir, menos del 10% de su edad actual, cuando justamente se comenzaron a formar las primeras galaxias.
El equipo internacional de astrónomas y astrónomos utilizó el ALMA, un laboratorio ubicado en el desierto de Atacama, para concretar la imagen del universo.
Identificado como 'Proyecto CRISTAL' reveló la presencia de gas frío, polvo y nacimientos estelares en galaxias.
El proyecto fue encabezado por el chileno Rodrigo Herrera-Camus, investigador principal del programa CRISTAL, profesor de la Universidad de Concepción y director del Núcleo Milenio para la Formación de Galaxias (Mingal).
"Gracias a la sensibilidad y resolución únicas de ALMA, hoy podemos estudiar la estructura interna de estas galaxias jóvenes como nunca antes había sido posible", señaló el chileno.
"Cristal nos está mostrando cómo se formaron los primeros discos galácticos, como surgieron estrellas en enormes cúmulos y cómo el gas moldeó las galaxias que vemos en la actualidad", complementó.
Así se captó la imagen del 'universo joven'
Según detallan desde el observatorio ALMA, el proyecto observó 39 galaxias formadoras de estrellas seleccionadas por representar a la población más común en el universo temprano.
El equipo utilizó la emisión de la línea [CII], un tipo específico de luz emitida por átomos de carbono ionizado en el gas interestelar frío, para trazar el gas frío y el polvo.
Gracias a imágenes en el infrarrojo cercano, que fueron tomadas por los telescopios espaciales James Webb y Hubble, se combinaron y así se logró el mapa detallado del medio interestelar en cada sistema.
Así se logró observar que la mayoría de las galaxias presentaban nacimientos estelares en grandes cúmulos de varios miles de años luz de extensión.
Esto permite entender cómo se ensamblan y evolucionan las regiones de formación estelar.