El domingo 1 de noviembre de 1914, a las 16:30 de la tarde, se escucharon los primeros cañonazos en Bahía de Coronel, en el sur de Chile.

Es una guerra europea al frente de costas sudamericanas.

La flota alemana, integrada por cinco cruceros y dirigida por el almirante Maximilian von Spee, forma una especie de cerco hacia la Bahía de Coronel, dejando a las 4 embarcaciones inglesas -comandadas por Sir Christopher Cradock- fuera de aguas neutrales.

El crucero alemán S.M.S Scharnhorst es el primero en abrir fuego contra el acorazado británico H.M.S Good Hope, que comienza rápidamente a arder.

Le seguiría, y muy pronto, el crucero H.M.S Monmouth, que recibió ataques de dos buques alemanes, por lo que terminó dándo vuelta de campana.

Relatos de la época señalan que las lenguas de fuego de los cruceros ingleses alcanzaron los 60 metros, algo así como la altura de un edificio de 20 pisos.

Y para cuando la noche cayó, ya se daba por ganadora a la flota de von Spee. Los dos buques británicos que lograron salvarse recalaron averiados en el puerto de Coronel. En tanto, tres cruceros alemanes partieron victoriosos hasta la ciudad de Valparaíso.

La batalla de Coronel o "del día de Todos los Santos", como también se le conoce, se convirtió en el hecho bélico más sangriento ocurrido en costas chilenas, por su gran número de muertos (1.590).

El historiador naval Germán Bravo Valdivieso, autor del libro "La Primera Guerra Mundial en la costa de Chile: una neutralidad que no fue tal", explica a BBC Mundo que esta derrota no fue "una más" para los británicos.

"Esta es la primera derrota del Reino Unido después de más de un siglo invictos, y por lo que perderían luego el control del Pacífico Sur", dice a BBC Mundo.

La derrota fue un golpe duro. Ni siquiera el almirante Cradock pudo salir vivo de las aguas. La Armada de Chile envió un transporte marítimo en busca de náufragos, pero no se encontraron sobrevivientes.

Un alto al juego

Un testigo de la época, pero de corta edad, fue el fallecido abuelo de Manuel Gutiérrez González, historiador chileno, y quien se ha interesado en investigar más sobre este episodio.

Manuel González Espinoza tenía 7 años cuando presenció la batalla desde el sector de Buen Retiro, en la ciudad de Coronel.

Su padre, Manuel González Thompson, era administrador de las minas de carbón de Buen Retiro y debido a este cargo su casa se ubicaba en la cima de un cerro con amplia vista al mar.

Los recuerdos de Manuel González Espinoza, empiezan cuando jugaba por la tarde con su hermano menor, Francisco.

El juego se vio interrumpido por un llamado apresurado de su padre, quien los llevó hasta la terraza y les pidió mirar hacia el horizonte.

"¡Sentí un ruido, luego vi los fogonazos en el horizonte, cerca de la isla Mocha, donde se podía apreciar el combate", le decía Manuel González hace exactos 18 años a su nieto Manuel Gutiérrez.

Aunque no hay antecedentes del lugar preciso donde se libró la Batalla de Coronel, historiadores como Germán Bravo estiman que pudo ocurrir entre las 10 y 20 millas de la costa.

"Esto pudo ser así por la dificultad que tuvieron los británicos de ver a los buques alemanes a la puesta de sol y al confundirse con la costa", cuenta Bravo a BBC Mundo.

Con esas distancias estimadas, los fogonazos de los cruceros dañados, como el H.M.S Good Hope o el H.M.S Monmouth, podían entonces fácilmente avistarse.

La revancha

Pero la estrategia del Almirante von Spee, más una serie de eventos que podrían considerarse de "mala suerte", hicieron que la victoria germana no se mantuviera por mucho tiempo.

"El almirante Von Spee quería llegar a Alemania con sus buques y bien podía sortear las Islas Falklands, pero quiso tomárselas e instalar un gobernador en ellas, destruyendo las instalaciones", cuenta a BBC Mundo Germán Bravo.

En las Malvinas-Falklands, von Spee estaba seguro de que sus buques eran suficientes para hundir a la flota británica, pero se equivocó.

Nuevos buques británicos habían llegado a la zona: el H.M.S Invincible y el H.M.S Inflexible. Esto daría ventaja a los británicos.

El S.M.S Scharnhorst, el buque alemán que durante la batalla de Coronel fue el primero en abrir fuego, recibió de lleno la revancha británica.

En este crucero quedaron atrapados el almirante Maximilian von Spee y los 795 hombres. Se hundieron a las profundidades.

Otro desastre más, esta vez en el océano atlántico, también con un listado de miles de muertos.

La batalla de las Malvinas-Falklands dio el triunfo absoluto a los británicos y solo un buque alemán pudo escapar del combate: el S.M.S Dresden.

Este buque sería hundido en marzo de 1915 en el Archipiélago de Juan Fernández, sur de Chile, por los propios alemanes, al verse acorralados ante la flota británica.

Los más de 300 tripulantes alemanes sobrevivientes de este barco serían más tarde internados por cuatro años en una isla del centro sur de Chile llamada Quiriquina.

Cuasi neutralidad

Un tema de discusión en Chile durante la Primera Guerra Mundial fue su neutralidad, especialmente por no intervenir en los combates.

"Chile se declaró neutral, pero ayudó abiertamente a las fuerzas aliadas, incluso el Ministro Plenipotenciario Británico tenía muchos vínculos con la Armada de Chile", asegura a BBC Mundo Germán Bravo.

"¿Pero qué más pueden hacer los chilenos? Si Chile intervenía tendría que apoyar a uno o a otro y con ambas naciones tenía estrechos vínculos. Por ejemplo en el Ejército con los alemanes y en la Armada con los ingleses", agrega para BBC Mundo Manuel Gutiérrez.

Y no solo la neutralidad se cuestionó. Los chilenos y los británicos que vivían en Chile se mostraban muy preocupados ante esta guerra que presenciaban en sus propias costas.

"Para 1914 mi abuelo era un niño, pero después de la batalla, ya siendo adolescente, supo que la gente tenía miedo de que estos conflictos entorpecieran el tráfico de carbón", cuenta a BBC Mundo Manuel Gutiérrez.

Durante más de un siglo la minería fue la principal actividad económica en la zona de Coronel y Lota, debido a los vastos yacimientos carboníferos que se allí hallaron.

Rastros que hablan

A más de un siglo de esta historia, en la ciudad de Coronel quedan algunos rastros, sobre todo de la fuerte influencia británica, reflejada en algunas construcciones.

Debido al apogeo de las minas del carbón, los británicos estuvieron muy presentes en la zona, desde finales del Siglo XIX hasta aproximadamente 1930.

El censo chileno de 1907 señala que dentro de los inmigrantes de las ciudades de Lota y Coronel - 10% de los habitantes- el 8%, correspondía a ciudadanos ingleses.

Actualmente, el Barrio Maule de Coronel conserva fachadas de casas con estilo inglés.

También en la Plaza 21 de Mayo, ubicada en la misma ciudad, se encuentra un reloj de cuatro esferas, donado por el empresario carbonífero Federico Schwager, quien trajo en noviembre de 1881, y desde Inglaterra, esta reliquia.

En esa misma plaza un memorial de piedra por la Batalla de Coronel tiene dibujado en relieve, y a sus costados, a los dos buques caídos. De frente al monolito una emotiva frase por las víctimas, como para cerrar el capítulo, dice: "su único sepulcro es el mar".


*Esta nota se publicó originalmente en noviembre de 2016 y se republicó para conmemorar el centenario del final de la I Guerra Mundial, este 11 de noviembre de 2018.


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