Este miércoles, el Senado despachó a ley la reforma al Código de Aguas, tras aprobar por unanimidad el proyecto, luego de más de una década de tramitación en el Congreso.

Entre las principales modificaciones que contempla el proyecto están los cambios al modelo de concesiones, pues a partir de la promulgación de la ley se otorgarán los derechos de propiedad a un plazo de 30 años y no de forma indefinida.

Otro de los cambios es la prevalencia del uso del agua para consumo humano, así como la ampliación de la proyección de tuberías, lo que implica la prohibición de construcción de sistemas de drenajes en zonas protegidas en el inventario nacional de humedades del Ministerio de Medio Ambiente.

Además de disponer mayores límites concesionarios mineros sobre el uso del agua; así como también ampliar la proyección de las aguas en cualquiera de sus estados, prohibiendo constituir derechos sobre glaciares.

Y se penaliza la especulación y acaparamiento de derechos de agua, aumentando el valor de las patentes e incluso caducando los derechos por no uso. 

La Dirección General de Agua (DGA) deberá estar a cargo de un sistema de investigación y monitoreo permanente de las cuencas y la creación de un plan estratégico de recursos hídricos, para garantizar la seguridad hídrica del país.

Con esto, la iniciativa será derivada a la Cámara de Diputadas y Diputados para que lo remita al Ejecutivo, indicándole la aprobación del Congreso.

 

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