La Contraloría General de la República no detectó un incumplimiento de las medidas sanitarias en el funeral del arzobispo emérito Bernardino Piñera, realizado el 21 de junio pasado.

En un dictamen firmado por el contralor Jorge Bermúdez, la entidad fiscalizadora respondió a la denuncia hecha por el diputado Gabriel Ascencio (DC) y "diversas personas" que hace referencia a una vulneración del protocolo en cuanto al número de asistentes permitido, al distanciamiento que debía existir entre estos y a la manipulación del ataúd. Además, se cuestionaba la causa de muerte informada por el Ministerio de Salud.

En el dictamen, la Contraloría destaca que el Protocolo de Funerales indica que "el cadáver de un fallecido por COVID-19 no significa un riesgo sanitario mayor al que ya existe previamente por la enfermedad. El riesgo reside en la posibilidad de aglomeración de personas asistentes al funeral".

Luego agrega que "el cadáver se debe encontrar siempre en un ataúd sellado. No es necesario un ataúd especial, ya que estos siempre deben ser herméticos e impermeables".

En este sentido, las autoridades señalaron que lo que fue objeto de manipulación por parte de los asistentes al funeral fue la compuerta bajo la cual se encuentra una placa de vidrio sellada, la que es hermética e "impide el acceso al cadáver, de tal forma que la apertura de dicha compuerta no podría, bajo ninguna circunstancia, alterar la exigencia de hermetismo establecida por la normativa sanitaria".

"En consecuencia, no se advierte un incumplimiento a las disposiciones protocolares antes indicadas", determinó el contralor.

Por otro lado, la entidad cita que "la asistencia a la celebración queda restringida exclusivamente al núcleo directo del fallecido con un máximo de 20 personas", y que "los asistentes deben cumplir con las medidas de distanciamiento social establecidas, es decir, mínimo un metro entre cada persona".

Al respecto, el documento explica que al evento asistieron, según lo manifestado por los organismos, "20 personas de su círculo directo, entre los que se encontraban parientes -entre ellos el presidente de la República- y dos sacerdotes".

Y agrega: "Además, tal como lo reconocen el Ministerio de Salud y la Presidencia de la República en sus informes, en dicha ceremonia también se hallaba presente personal de prensa dependiente de la última repartición mencionada, y músicos contratados como parte de los servicios funerarios".

El documento explica que "en este orden de antecedentes, es posible consignar que, para efecto de verificar el cumplimiento del Protocolo de Funerales se ha debido considerar el número total de asistentes al funeral y la calidad en la que estos estaban presentes en el lugar, con independencia de quién haya gestionado la participación de aquellos".

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