A una década de la implementación del Transantiago, la percepción de los usuarios no ha logrado despegar. Las largas filas, extensos tiempos de viaje y los transbordos han hecho que la evaluación haya vuelto a una nota de 4,3 en 2016, cifra que no se registraba desde noviembre de 2014, de acuerdo a la encuesta que aplica a los usuarios el Directorio de Transporte Público Metropolitano (DTP).

Evaluación de la gente
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Para medir la calidad del servicio, la frecuencia y la regularidad son puntos esenciales. De acuerdo al último estudio realizado por el DTP, todas las empresas operadoras superan el 90% mínimo requerido de frecuencia, cifra que se refiere al número de salidas de buses por tramo horario. En cuanto a la regularidad, que apunta al tiempo que transcurre entre la circulación de buses del mismo recorrido, la única empresa que no cumple con el mínimo de 80% requerido es Alsacia, que opera 35 servicios en comunas tan diversas como Cerrillos, Cerro Navia, Peñalolén, Vitacura y Maipú, entre otras.

Transantiago: la evaluación del sistema a diez años de su puesta en marcha

El impacto político del Transantiago

La implementación del sistema de transporte público en febrero de 2007 generó múltiples críticas políticas, y desató una crisis que tuvo que sortear el primer gobierno de Michelle Bachelet. De hecho, uno de los primeros damnificados fue el entonces ministro de Transportes, Sergio Espejo, que salió de su cargo poco más de un mes después del comienzo del sistema.

En tanto, en cuanto a la evaluación global del manejo de la situación a través de los 10 años, la desaprobación ciudadana siempre ha sido más alta que la aprobación, salvo en enero de 2010, cuando ambas cifras fueron similares, llegando la aprobación a un 34% versus un 40% de desaprobación, según indica la encuesta Adimark.

Actualmente, un 77% de los consultados rechaza la forma en que el segundo gobierno de Michelle Bachelet está manejando el Transantiago, mientras un 19% la aprueba.

 

 

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