Durante la noche de este lunes, Reportajes T13 reveló una impactante denuncia: una pareja chilena, aparentemente feliz y a semanas de convertirse en padres, lideraba una violenta banda narco.

Según la investigación, Elias Jordan Sayeg Díaz y Cinthya Sitche Sitche secuestraron y torturaron a un integrante de su propio clan, marcándolo con heridas permanentes como castigo por una deuda vinculada al tráfico de drogas.

La pareja, que proyectaba una imagen familiar común, mantenía una vida criminal activa en al menos dos regiones del país, coordinando puntos de venta de drogas y aplicando castigos extremos como forma de disciplina interna.

La víctima no es una persona desconocida: se trata del mismo delincuente que en febrero, intentó asaltar a un conductor de aplicación. Sin embargo, al no lograr intimidar al chofer, el sujeto terminó lanzándose del auto en movimiento para huir.

Los motivos por los que torturaron brutalmente a delincuente chileno

La violencia interna que recibió de su propio clan fue peor. Es que la brutal agresión tuvo su origen en una diferencia de $140.000 en el arqueo diario del dinero generado por la venta de pasta base. Ese supuesto déficit fue suficiente para quebrar la relación entre la pareja narco y el hombre que alguna vez consideraron parte del clan. A partir de ese momento, lo trataron como un traidor y decidieron darle un castigo ejemplar.

Delincuente chileno fue marcado y mutilado por líderes de banda narco: esta es la huella que le dejaron

La víctima fue secuestrada durante al menos 20 horas, lo golpearon con un bate de béisbol, lo quemaron con cigarros, y luego le hicieron una marca en la espalda con un objeto cortante, dibujándole una letra “J”, alusiva al nombre del líder de la banda, Elias Jordan Sayeg.

Además de esto, a la víctima le cortaron parte de una de sus orejas, y posterior a ello lo obligaron a  comérsela.


 

Según el reportaje de T13, todo indicaría que las órdenes no provenían del líder directamente, sino de su pareja, Cinthya Sitche Sitche, quien estaba embarazada de nueve meses mientras dirigía la violenta tortura.

La banda operaba entre dos regiones, manejando puntos de venta de drogas, cobrando deuda, explotando la herencia de una propiedad y hasta permitiendo pagos con tarjeta.

El caso refleja una preocupante mutación en los métodos delictivos: bandas chilenas adoptando técnicas de tortura propias de organizaciones criminales extranjeras. 

Tanto los líderes de la banda como la víctima se encuentran en prisión preventiva.

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