Chile tiene un amplio mercado vitivinícola, siendo reconocido mundialmente por la calidad que entrega de este producto. Gracias a las cepas de uva que se dan en el país, y una larga tradición vinera, las viñas nacionales siguen compitiendo en las grandes ligas.

Por esto es que no es raro que este fermentado tenga un día especial en el calendario: todos los 4 de septiembre se celebra el Día Nacional del Vino. Y el motivo tiene un carácter histórico, y no precisamente porque sea septiembre, mes en que se festejan las Fiestas Patrias de Chile, sino que el motivo se da mucho antes.

Fue el 4 de septiembre de 1545 cuando Pedro de Valdivia escribió al Rey Carlos V de España pidiendo "vides y vinos para evangelizar Chile", abriendo las puertas a una tradición futura que se convertiría en una de las actividades comerciales y económicas más importantes del país.

Luego de esa carta dirigida al Rey, se estima que llegaron las primeras parras a la entonces Capitanía General de Chile. Hoy el vino ofrece miles de puestos de trabajo en el país y es el mayor embajador en el exterior, llegando a más de 1,8 millones de consumidores a nivel mundial.

Por estas razones, el gobierno de Chile decidió oficializar la celebración a través de una ley en el año 2015. 

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