A comienzos de marzo, debido a la expansión del coronavirus, las autoridades adelantaron la campaña de vacunación contra la influenza, y tras detectar el primer caso en Chile, el proceso se aceleró. Según el Ministerio de Salud más de 7 millones de vacunas serán administradas antes del 30 de abril sólo en la red pública. A los desechos del proceso, se suman las ocho millones de mascarillas que ya circulan, algodones y otros desechos catalogados como peligrosos. ¿El problema? Expertos denuncian que en el país estos residuos “no se tratan” antes de llegar al vertedero.

El exsubsecretario de Medio Ambiente, Jorge Canals, y el gerente general de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR), Alejandro Navech, alertan sobre la necesidad de mejorar el tratamiento de este tipo de desechos y piden actualizar el Decreto n° 6 del Ministerio de Salud (Minsal), el que permite el traslado de residuos sin tratar desde las clínicas a los vertederos.

“El Minsal equivoca la medida autorizando el despacho directo desde las clínicas a los rellenos sanitarios enterrando un residuo peligroso en celdas. Cuando hay un desecho de este tipo, no debe ir a un relleno sanitario sin antes ser tratado para que deje de ser peligroso”, afirma Navech, que revela que, según cifras de la ANIR, “en las principales instituciones que han recibido pacientes con Covid-19, se ven aumentos de un 25% en la generación de residuos”.

El experto señala que Chile está un paso atrás en el tratamiento de este tipo de desechos. “Los países más evolucionados y modernos hacen tratamiento de los residuos clínicos siempre. Incluso, algunos, como Estados Unidos, tratan las cenizas para reincorporarlas en otros procesos”.

Comenta que la tendencia entre los países desarrollados es generar cero basura y Chile, de acuerdo a estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es el último de la lista en tasas de cero basura a rellenos sanitarios. “El 90% de toda la gestión de residuos del país terminan en vertederos”, dice.

Aumento del volumen

En 2018, la generación de residuos especiales -que considera los peligrosos- totalizó 3.484 toneladas en los establecimientos de la Red Asistencial de los 29 servicios de salud del país, según un informe de la Subsecretaría de Redes Asistenciales.

Jorge Canals, socio de Moraga y Cía., señala que esta cifra se obtiene a partir de cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estipula la generación de tres kilos de residuos especiales por cama utilizada al día. Explica que con una ocupación de 75%, el servicio hospitalario chileno genera unas 90 toneladas diarias. Sin embargo, en esta situación de emergencia “vamos a tener un 100% de ocupación y la gran mayoría de esos insumos, va a terminar en las casas de las personas (debido al aislamiento y cuarentenas). Eso es lo más complejo, porque hay menos posibilidades de controlar el manejo del tratamiento de los residuos”.

Actualizar el Decreto N°6

Navech comenta que el Minsal, a través del Decreto Supremo N°6 -publicado en 2009 y que entró en vigencia en 2013-, regula los Residuos de Establecimientos de Atención de Salud (REAS) y establece las condiciones y protocolos para su manejo. Determina que los desechos -orgánicos, contaminantes, y otros como jeringas, guantes y mascarillas- se deben introducir en bolsas amarillas clasificadas dependiendo de su origen y características.

Frente a esta normativa, Navech indica que “deben elevarse las condiciones de tratamiento de estos residuos. Tiene que haber una etapa previa al entierro y debe ser la esterilización”.

Dice que las empresas especializadas están aplicando protocolos más exigentes en el retiro de derivados del Covid-19. “Hago un llamado a los establecimientos de salud a que averigüen bien si el sistema de retiro de desechos que contraten conlleva efectivamente un tratamiento previo antes de ser llevados a las celdas de los rellenos sanitarios”, emplaza. También apunta al Minsal: “Llamo a que definitivamente hagan una mejora del Decreto Supremo N°6, no permitiendo el transporte directo desde los centros clínicos a las celdas de relleno sanitario sin que exista un tratamiento previo de los residuos hospitalarios”.

Canals plantea que, debido al tiempo que demora generar un reglamento nuevo, podrían realizarse actualizaciones o implementarse instrucciones por parte de la autoridad sanitaria.

“La Superintendencia de Medio Ambiente podría generar programas de fiscalizaciones especiales para instalaciones (de tratamiento de desechos), y si es necesario, autorizar a los rellenos sanitarios para recibir estos residuos tras su debido tratamiento”, propone Canals.

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