"Es una novedad para mi, así como ha sido una novedad para todos los obispos".

Así respondió el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, al ser consultado por uno de los párrafos más duros del documento del Papa Francisco sobre las fallas de la iglesia chilena al enfrentar los casos de abusos sexuales y que generó la decisión de los obispos chilenos de poner sus cargos a disposición.

En el texto -divulgado en exclusiva por T13- Francisco detalló que en el proceso encabezado por su enviado a Chile, el monseñor Charles Scicluna, se constató la "destrucción de documentos comprometedores por parte de encargados de archivos eclesiásticos, evidenciando así una absoluta falta de respeto por el procedimiento canónico y, más aún, unas prácticas reprobables que deberán ser evitadas en el futuro".

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Consultado si dudó de la versión de las víctimas de Karadima, Ezzati respondió: "no, yo la única cosa que hice fue aplicar el decreto", en alusión a que asumió el cargo cuando la condena canónica ya estaba resuelta. 

En cuanto al tono utilizado por el Pontífice en el documento, afirmó que "ese lenguaje lo conocemos del Papa, ese lenguaje claro, explícito, sin tapujos del santo padre. Así que nos parece que el lenguaje que ha utilizado, sin duda no es un lenguaje de algodón, pero es un lenguaje de claridad evangélica. Es un lenguaje de un padre o de un hermano mayor que ante el mal quiere llamar el mal como mal".

"Tiempo y clima de cuestionamiento doloroso"

Ezzati se refirió al documento del Papa tras encabezar el sínodo en la Catedral de Santiago, ocasión donde aludió al "tiempo y clima de cuestionamiento doloroso que vive la iglesia de Chile".

Ante la presencia de varios obispos, Ezzati abordó el momento de crisis en la iglesia, señalando que "cuando todo parece cuestionado y juzgado, cuando tantas veces se levantan voces para gritar y exigir crucifixiones, cuando parece que las tinieblas de viernes santo intentan oscurecer el horizonte de la buena nueva de Jesús o el silencio sepulcral del sábado, dar lugar a la duda y a la desesperanza, la palabra del resucitado a Pedro de hace confiada invitación a cada uno de nosotros, a toda la Iglesia: sígueme". 

Necesitamos un cambio, sabemos, lo necesitamos y lo anhelamos. No solo se lo debemos a nuestras comunidades, y a tantas personas que han sufrido y sufren en su carne por los dolores provocados, sino que pertenece a la misión y la identidad misma de la iglesia
Ricardo Ezzati

Asimismo, el arzobispo aludió "al intento de Pedro, sin duda muy justificado por la conciencia de su traición, de distraer la radicalidad de la invitación del señor a seguirlo y el reproche de su maestro". 

En medio de este complejo momento, Ezzati planteó la necesidad de una comunidad "desprendida de todo ropaje de poder y de autosuficiencia, que debe tener ante sus ojos a lo único necesario, al señor, para servir".

Más tarde, en su alocución, el arzobispo recordó el mensaje entregado por el Papa el pasado martes, citando: "este tiempo que se nos ofrece es tiempo de gracia, tiempo para poder bajo el impulso del espíritu santo y en clima de colegialidad dar los pasos necesarios para generar la conversión a la que el mismo espíritu nos quiere llevar". 

"Necesitamos un cambio, sabemos, lo necesitamos y lo anhelamos. No solo se lo debemos a nuestras comunidades, y a tantas personas que han sufrido y sufren en su carne por los dolores provocados, sino que pertenece a la misión y la identidad misma de la iglesia, el espíritu de conversión", remarcó.

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