La reciente operación de urgencia a Lucía Sanhueza Vargas, madre de la ministra de Salud Ximena Aguilera, en el Hospital del Salvador de Providencia, generó controversia pública ante la eventual posibilidad de que su intervención se hubiera adelantado en perjuicio de otras cirugías previamente agendadas.
Según informó La Tercera, la mujer de 87 años ingresó al recinto asistencial cerca de las 11:00 horas del martes 23 de diciembre, tras sufrir un accidente doméstico que le provocó una fractura en la cadera izquierda. De acuerdo con los antecedentes publicados, menos de cuatro horas después se habría activado un procedimiento acelerado que permitió su ingreso a pabellón sin contar aún con toda la documentación exigida en casos habituales.
Desde el Ministerio de Salud, en declaraciones entregadas al mismo medio, explicaron que los tiempos de atención se ajustan a los criterios clínicos establecidos, dado que se trataba de una cirugía de urgencia. La situación abrió el debate respecto de la gravedad real de este tipo de lesiones y la necesidad de intervenir con rapidez.
¿Qué tan grave es una fractura de cadera?
La fractura de cadera es una patología que afecta mayoritariamente a personas adultas mayores y presenta una incidencia cinco veces superior en mujeres que en hombres. Compromete la zona proximal del fémur, uno de los huesos más resistentes del cuerpo humano.
En la gran mayoría de los casos, esta lesión se produce sobre un hueso previamente debilitado por osteoporosis, enfermedad caracterizada por la pérdida de calcio y densidad ósea, lo que aumenta significativamente el riesgo de fracturas incluso ante caídas de baja energía. Si bien también puede presentarse en personas jóvenes y sanas, esto ocurre principalmente en el contexto de accidentes de alta energía, como choques o caídas desde altura.
Frente a una fractura de cadera, el tiempo efectivamente es un factor crítico. Según explica el doctor Diego Mengelle, el manejo ideal considera realizar la cirugía dentro de un plazo de 48 a 72 horas posteriores al accidente. Cuando la intervención se realiza de manera oportuna y el paciente mantiene un buen estado general de salud, las probabilidades de recuperación funcional aumentan de forma considerable.
Sin embargo, en pacientes con enfermedades previas o con movilidad reducida, el escenario es distinto. En estos casos, la fractura puede acelerar el deterioro físico, aumentar el riesgo de complicaciones médicas y acortar la expectativa de vida, lo que refuerza la necesidad de una atención rápida y prioritaria.
Desde la autoridad sanitaria optaron por la cautela y evitaron referirse directamente al procedimiento en cuestión. En su respuesta, se limitaron a reiterar que la atención médica se definió bajo criterios clínicos, específicamente por la condición de urgencia asociada a la fractura con la que ingresó la adulta mayor.
El debate se trasladó rápidamente al Congreso, donde surgieron distintas posturas. Desde la UDI, el diputado y jefe de bancada Henry Leal remarcó la responsabilidad que conlleva ejercer cargos públicos y señaló que “cuando se está en un cargo público se debe privilegiar el interés general”, en alusión a la necesidad de resguardar la equidad en el acceso a la salud.
En tanto, la diputada del Partido Comunista, Nathalie Castillo, hico un llamado a no anticipar juicios. La parlamentaria sostuvo que no es posible afirmar la existencia de un “salto de fila” sin conocer en detalle los fundamentos médicos que llevaron a priorizar la intervención quirúrgica.