Alejandro Artigas (74) entregó su testimonio al ser el primer bombero que ingresó al Palacio de La Moneda tras registrarse el bombardeo en pleno golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

De acuerdo a lo relatado a El País, el comandante de Bomberos de Chile, Fernando Cuevas, llamó a Artigas a las 6:00 horas del 11 de septiembre de 1973 para ordenarle que el equipo de guardia nocturna se mantuviera en el cuartel hasta nuevo aviso, por lo que le traspasó la instrucción a los 12 voluntarios que tenía a cargo.

"No teníamos ninguna información a la del resto de la gente. Y por tanto, nunca nos pusimos en el escenario de un bombardeo a La Moneda", comentó el director honorario de Bomberos de Chile.

A las 8:00 horas de la mañana de este día, las distintas radios, afines y opositoras al Gobierno del Presidente Salvador Allende, apuntaban que había un movimiento militar de gran proporción y que amenazaba con bombardear el Palacio de La Moneda si el mandatario no entregaba el poder.

Tras saberlo, Artigas reunió a los voluntarios que tenía a cargo en las salas de máquinas y planteó que quienes tenían aprensiones personales por lo que estaba ocurriendo podían solicitar abandonar el cuartel, pero advirtió que "una vez que se dé la alarma y tengamos que salir, no recula nadie".

Ninguno de los voluntarios se excusó.

"Estábamos todos muertos de susto, pero decíamos 'es imposible que la bombardeen, es una amenaza'. No nos imaginamos aviones de guerra bombardeando algo y con qué cálculo", añadió Alejandro Artigas.

Cuando dieron las 10:30 horas, Salvador Allende dio su último discurso y cerca del mediodía se inició el bombardeo.

"Ahí sí que dijimos: Es un hecho, hay una situación de guerra, se escuchaban los balazos por todos lados", contó Artigas, quien destacó la actitud de sus compañeros, aunque recordó su preocupación por sus familiares, trabajos y distintas posiciones políticas.

"Nadie sabía para dónde iba a ir eso. Si iba a durar un mes o los 17 años que duró. No teníamos idea quién era el señor Pino... ¿cuánto? Había sido nombrado comandante en jefe, pero apenas sabíamos quién era", indicó.

Hasta ese momento, todos los voluntarios se mantenían en el cuartel.

"Sentíamos una sensación de que no estábamos haciendo lo que debíamos hacer. Después nos enteramos de que la Guarnición Militar de Santiago estaba coordinando con el comandante que bomberos saliera a apagar los incendios una vez que estuviera controlada la situación para que no fuésemos carne de cañón", manifestó.

Dieron la orden y se convirtió en la primera persona en entrar a La Moneda tras el bombardeo

A las 14:55 horas se ordenó la salida para que el Cuerpo de Bomberos de Santiago atendiera el incendio en La Moneda, el de la sede del Partido Socialista y el de la casa del Presidente Salvador Allende en la calle Tomás Moro.

"Había un caos total. Unos daban unas órdenes, otros otra", contó Alejandro Artigas, quien junto a su equipo ingresó por la puerta de Morandé #80, para poder definir un plan de acción a raíz del siniestro.

En su relato, apuntó que el fuego en el segundo piso era "absolutamente total" y que casi no quedaba techo en la zona norte del edificio, mientras que la la apertura del cielo permitía que no se acumulara humo, pero, al mismo tiempo, la oscuridad dificultaba la visión.

Tras ello, comenzaron a apagar el incendio, al mismo tiempo que se registraban disparos alrededor de edificios de la zona. En medio de ello, se corría el rumor de que en alguno de los pasillos de La Moneda estaba el cuerpo sin vida del Presidente Salvador Allende.

Sin embargo, luego le pidieron a voluntarios que iluminaran el Salón de la Independencia, pero la compañía de Artigas no tenía focos, así que se los entregó un voluntario de otra compañía.

"El chiquillo estaba en la puerta del salón tremendamente afectado. Le ofrecí ayuda. Son esas cosas que uno no tiene consciencia de por qué las hace, no me correspondía, era casi fuera de todo protocolo", manifestó. Tras tomar el foco, ingresó al lugar, donde estaban el general Javier Palacios, un capitán de Bomberos y militares.

"Era una escena dantesca. Un silencio sepulcral", dijo.

En esa línea, relató que el mandatario yacía muerto sobre un sofá, vistiendo un jersey de cuello alto y pantalones de tela. Reconoció que vio un fusil entre sus piernas y sus lentes en el piso.

Publicidad